Como encontrar el amor

Víctima de la violencia intrafamiliar

Recuerdo que siempre le metía cizaña a mi mamá para que me pegara. Ella siempre me tuvo rabia. Ella y mi mamá se iban a trabajar en la mañana y yo me quedaba sola con su marido y, sí, todos los días, durante 3 años me violó y nunca nadie lo supo. Creo que mi abuela si lo supo y se encargó de hacerme la vida imposible por eso. Era tan mala que llegó a quemarme con un rastrillo ardiendo. Lo recuerdo como si hubiese sido ayer: tres grandes cicatrices me dejó en la pierna derecha y no se me han borrado.

Luego de eso, mi mamá decidió comprar una casa y alejarse de mi "abuela"; no por los maltratos que me daba, sino porque mi abuela le hizo algo malo. Yo nunca le dije a mamá nada de lo que pasaba. Yo no entendía nada, pero una vez que nos mudamos pensé que todo iba a ser distinto y sería mejor la vida, así que no tendría porque deprimirme por nada… Pero las cosas fueron peores.

La segunda peor etapa de mi vida fue a los 10 años. Yo tenía que hacerme cargo de toda la casa: tenía que limpiar, que cocinar, que atender a mi hermanito pequeño, llevarlo al colegio e ir yo sola -con 10 años- tomando autobuses y cruzando autopistas peligrosas.

Mi mamá era sumamente agresiva, por todo se molestaba. Me golpeaba con mucha frecuencia y hasta los vecinos una vez intercedieron por los gritos. Ella era tan salvaje cuando me golpeaba que incluso me tiraba al piso y golpeaba mi cabeza contra el piso, me puyaba con lápices, con tenedores; me golpeaba en la barriga y me dejaba sin aire. Muchas cicatrices me dejó. Incluso muchas veces en la noche me sacaba de la casa y me dejaba durmiendo afuera. Yo me cansaba de rogarle y de llorarle en la puerta para que me abriera y ella nunca se compadecía. Sólo 10 años tenía.

Estaba muy sola

Yo nunca conté con ella, mis tareas las hacía sola. Ella nunca iba a mis reuniones de la escuela: nunca tuve una fiesta de cumpleaños, nunca tuve un regalo de navidad y, pues eso no me hacía sufrir, aún estaba pequeña.

Con el paso del tiempo una vecina llamó a la LOPNA (La Ley Orgánica para la Protección del Niño y Adolescente), es un instituto de protección al menor, por el maltrato que ella me daba. Cuando la citaron, ella dijo que yo estaba loca, y manipuló a mis dos hermanos para que dijeran que yo estaba loca y tenía problemas de conducta. Me encerraron por un mes en un reten de menores, la cual es prácticamente una prisión. No sabes cómo la pase: sin televisión, sin poder hablar con nadie, sin ventilación. Sólo tú, una colchoneta, una cama de cemento y rejas… ¡Ah! …Y las plagas, ¿cómo olvidar los zancudos? Todos los días a las 5 de la mañana a limpiar ese lugar enorme. Tratando con psicólogos -incluso con psiquiatras- porque yo estaba "loca". Pero la psicopedagoga se dio cuenta de que yo no tenía problemas, y al terminar ese mes, ella vino a buscarme para que me fuera con ella. Sin embargo, no quise irme con ella, mi miedo era horrible y me amenazaron: que si no me iba con ella me iban a encerrar sin salir por una semana, así que no tuve más remedio que irme. Ahí comenzó la única etapa buena que tuve.

Entre al liceo, conocí muy buenos amigos que aún conservo, pero a la distancia. ¡Pero nada! Era doloroso porque ella ni siquiera confiaba en mí: recuerdo que una vez se le perdió un reloj y fue hasta mi liceo a amenazarme que si no aparecía el reloj la iba a pasar mal, y resulta que el reloj se había caído al piso. Sí, ¡es horrible! No obstante, yo no sufría en ese momento, ¿sabes? Yo veía las cosas normales; pero era realmente duro.

Una vida sin amor: una vida de dolor

¡Cómo me hubiese encantado tener mis 15 años! Cuando los cumplí tuve que fingir que no me importaban esas cosas porque sabía que mi mamá no me los haría, porque a ella ni siquiera le importaba; pero la verdad es que a mí sí me hubiese gustado vivirlo como todas mis amigas. Pero no se dio así, ni modo, ¿no?

Nunca decidí deprimirme por eso, total, el pasado es pasado, ¿verdad? Pero todos tenemos un límite. He ido acumulando todo eso, fingiendo que no me importa y, ahora todo es frustración.

Me crié sola, como una persona introvertida. Yo no tuve primer amor ni nada de esas cosas. A mí nunca nadie me quiso. Cuando yo necesitaba a mi mamá, yo no la tenía, y mi papá... ¡ni se diga! ¿Pero sabes? Yo nunca me deprimí por eso porque tenía la esperanza de que las cosas mejorarían, sin embargo, no fue así: sigo sola, ¡como siempre!, sin amigos.

Me he pasado toda mi adolescencia encerrada en 4 paredes. Yo nunca tuve una vida normal, ¡nunca tuve una vida normal! Nunca tuve tiempo para jugar con muñecas, de hecho, ni siquiera tuve juguetes: yo no tuve tiempo para disfrutar con mis amigos, no tuve tiempo para salir a una fiesta o esas cosas que hacen los jóvenes de mi edad. La cuestión es así: yo lo único que quería era una vida mejor, ¿sabes? ¡Ser feliz! Nada más, pero no es así: lo único que hago es estar en esta computadora y estudiar. Ni siquiera así me salen las cosas bien: no sabe lo fracasada e inútil que me siento y yo le juro que yo creí en él, y que confié. Pero era sólo ilusionarme para terminar decepcionándome. Es bien duro y ¿sabes?...

¡Qué injusta es la vida!

Yo bien pude haber tomado otro camino: drogas, alcohol, o lo que sea, pero no, no lo hice. Pude haberme suicidado, y es que realmente no sé ni como sigo viva: ¡mis necesidades eran tan simples! ¡Sólo quería una vida mejor, más feliz! Y pues… ahora tengo 19 años, algunas cosas cesaron pero todo tiene su límite. Estoy constantemente buscando respuesta a eso, ¿por qué algunos venimos a sufrir y otros no?¡Es injusto! Es injusto y muy doloroso…

Cuando yo comencé a buscar a Dios las cosas empeoraron. Yo me esfuerzo mucho para ser mejor persona. Siempre me esforcé en mis estudios y, por más que lo hacía, y por más que estudio: siempre tengo notas regulares. No sabe lo frustrante que es eso, y si le soy sincera, no quiero seguir con eso: no quiero añadirme más decepciones y más dolor, porque cada vez que creí y le pedí con el corazón algo: nunca me lo dio. Y no le hablo de caprichos ni nada, la cuestión es que no le veo sentido a mi vida ahora. Y de verdad es que, ya no me importa lo que tenga para mí, cuando lo poco que he vivido ha sido desgracias porque lo que yo quise vivir de verdad, ya pasó. A mí me hubiese gustado tener muchos amigos, divertirme, salir como cualquier adolescente. Sólo pedía jugar como jugaban los niños. Me conformaba con poder tener una mamá con quien hablar y confiar… pero no tengo nada.

He visto como Él ha hecho milagros en las personas, pero nunca en mí. He visto cómo le habla a los demás, pero no a mí. Y me cansé de todo esto, falta poco por tirar la toalla.

¿Por qué? ¿Por qué algunos sólo vienen a sufrir y otros a ser felices? ¡Qué injusta es la vida! Nunca entenderé porque algunos son privilegiados mientras otros son miserables…

Agradeceré su tiempo, y si pueden darme una respuesta que pueda darle tranquilidad a mi alma…

Saludos desde Venezuela

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La vida me ha tratado mal

Muchos de nosotros hemos tenido una vida muy dura. Hemos tenido que aguantar el abandono por parte de los seres queridos, de nuestros amigos, de nuestros padres; incluso, a veces hemos experimentado la sensación de que Dios nos ha abandonado. Pero ¡NO! Dios está más cerca de ti de lo que piensas. Sí, ¡ES POSIBLE ENCONTRAR EL AMOR!

Recibimos este triste correo de una joven que está sufriendo mucho. Ella nos revela detalles muy íntimos de su vida, con la esperanza de que tú puedas aconsejarla. La joven es una adolescente, así que te pedimos moderación en tu comentario.

¡Dios le bendiga!

Hola:

Soy seguidora de su página desde hace algún tiempo. Siempre me han gustado las publicaciones que hacen y, por eso, me decidí a contarles mi historia porque tengo tantas preguntas, tanta frustración y tanto dolor en el corazón…

Desde que era pequeña yo crecí viendo a mi papá llegar borracho a la casa: discusiones tras otras, incluso el golpeaba a mi mamá. Ella no aguantó eso y decidió irse de allí con nosotros a casa de mi abuela. Sin embargo, esa fue la peor etapa de mi vida, ya que mi abuela vivía con un marido, que no era mi abuelo. Ella era sumamente cruel, pero sobre todo conmigo; desde que tenía 6 años, me despertaba a las tres de la mañana para que cuidara a mi hermano menor. Cuando no me levantaba, ella me echaba agua fría en la cara: por cualquier tontería me pegaba, y con cualquier cosa que encontraba. Y cuando te digo que agarraba cualquiera cosa, era cualquiera cosa...