¡Cómo se agitan los pueblos! ¡Cómo corre la sangre de la violencia por las calles! Las víctimas del odio y del abuso lloran y claman diciendo: −“¿Hasta cuándo?”
Es momento de que todos alcemos nuestros ojos al Monte de Dios, y pidamos a Él por su oportuna ayuda. Las pruebas y luchas que están pasando ― tal vez sean crueles ―, pero hay una salida y esta salida está en Jesús.
Por favor, no tomes decisiones basadas en la ira, el dolor. No des pasos inciertos en medio de la confusión: confía en Dios, de Él vendrá tu socorro. Él hizo los cielos y la tierra, él te ayudará, él te dará el oportuno socorro. Dile al Señor: ¡Jesús, llena mi corazón de paz! ¡Lléname Señor, socórreme! ¡Llena mis labios de alabanza! ¡LIBÉRAME!
¡Gracias, Jesús!
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