Un día cualquiera a Frank Warren se le ocurrió una loca idea: decidió comprar tres mil postales con un lado en blanco, del otro lado escribió sencillas instrucciones y su dirección. Las instrucciones realmente simples pedían al que recibiera la postal escribiera en ella un secreto que jamás le hubiese dicho a nadie, claro de manera anónima, para su sorpresa eran muchas las personas que tenían un secreto para compartir y la loca idea dejó de ser tan loca.
Ahora Frank comparte todos esos secretos en su blog, dice que leer esos secretos de todas partes del mundo les ayuda a las personas a sentirse conectados, a animarse así mismo, y a querer disfrutar más aún la vida... LEER MÁS, CLIC AQUÍ
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