2020-12-30
Dios Es Bueno

Brittni Ruiz, mejor conocida como Jenna Presley, cambió su deseo de ser presentadora de televisión por el de convertirse en una actriz porno mundialmente conocida. Jenna Presley protagonizó más de 100 películas pornográficas. Llegó a trabajar hasta 60 días seguido, firmando hasta 3 escenas porno al día.

Inicios

Su sueño de ser presentadora terminó cuando cruzaba la frontera hacia México por una fiesta, cuando apenas tenía 15 años. Pero las cosas se complicaron y terminó trabajando como bailarina exótica para ganar dinero extra.

En una ocasión trató de abandonar su trabajo como stripper y optó por trabajar en una empresa de telemarketing para pagar sus cuentas y los gastos de escuela. Sin embargo, acabó por cansarse de esto y volvió a su antiguo trabajo. Fue entonces cuando dos hombres la vieron bailar y le ofrecieron hacer una película porno.

Brittni Ruiz estuvo buscando el verdadero amor por mucho tiempo en los lugares equivocados. Su familia era bastante disfuncional y nunca se sintió amada. Por esta razón, cuando el peluquero y la maquilladora le dijeron que ella era bella y que llegaría a ser una estrella, se sintió muy alagada. Pero la actriz fue explotada sexualmente. Sirvió de objeto sexual que alimentaba las fantasías más bajas y depravadas. "Fue una completa perversión", lamenta Brittni.

Encuentro con el Señor

Esta ex estrella porno ganaba mucho dinero. Continuaba haciendo películas de mala gana, hasta que Rachel Collins, una misionera de XXXChurch.com, le mostró que podía tener una vida digna y libre de adicción a la pornografía.

Fue en una de esas convenciones eróticas que escuchó hablar del amor de Jesús. Brittni ganó una Biblia en cuya portada decía: "Jesús ama a las estrellas porno".

Pasaron varios años, pero mantenían el contacto. Fue a finales de 2012 cuando Brittni dejó para siempre la industria del entretenimiento para adultos.

"Yo odiaba lo que estaba haciendo, pero me preguntaba qué haría si me iba", recuerda la ex actriz porno.

Brittni ahora tiene un trabajo regular en una compañía de limusinas, donde tiene un salario muy inferior al que ganaba cuando era protagonista de películas pornográficas. No obstante, ella asegura sentirse feliz, ya que el dinero que ganaba con la pornografía, la gastaba en drogas fuertes. Además, su vida era un completo desastre: Brittni intentó suicidarse varias veces.

Gracias a su conversión, Brittni ha vuelto a reconciliarse con sus padres. Sus hermanos también están buscando al Señor. Ahora toda la familia va junta a la iglesia.

Brittni ha hecho un llamado a las mujeres que se dedican a la industria porno, para que se valoren más. También  ha hecho un llamado a las personas relacionadas a la producción de estas películas, les exhorta a que reconozcan a Cristo como el Señor de sus vidas y que entiendan que Él quiere transformar sus vidas.

"Yo no estoy enamorada de Jesús, me he casado con Él", dice la joven Brittni Ruiz llena de gozo.


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