2022-05-17


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La camarera puso un vaso de agua en frente de él.
― ¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con nueces? preguntó el niño.

― Cincuenta peniques, respondió la camarera. El niño saco su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas. 

― ¿Cuánto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar.

En ese momento había algunas personas que estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente.

―Treinta y cinco peniques, dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas…

―Quiero el helado solo, dijo el niño. La camarera le trajo el helado con mala cara, puso la cuenta en la mesa y se marchó. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. 
Cuando la camarera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco peniques. ¡Su propina! Era raro que algún cliente dejara una propina así.


¡Jamás juzgues a alguien solo por las apariencias!

 

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