No le quedó de otra y con mucho amor asumió el reto
Cuando ya no era suficiente con colocarle lacitos a su hija, se vio obligado a aprender a peinar. Pero ¡La práctica hace al maestro! Al principio como todo, le costó bastante trabajo desenvolverse en este mundo del estilismo, pero investigando, viendo vídeos y practicando con hija, se convirtió en todo un peluquero profesional.