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Y habiendo dicho eso la mujer se retiró. La pastora estaba amarilla y con la boca abierta, mi novio estaba llorando. Yo pensaba que era una pesadilla o una alucinación.
―Dime que no es verdad, Rafa- Le dije a mi novio - dime que no es verdad esto que está pasando, ¿Verdad que es una mentira, o una broma de esas de cámara escondida? Anda, por favor, ¡contéstame...!
Y ahí parados frente a todos, él solo se llevó las manos a la cara y empezó a sollozar. La mujer ya se había retirado y aunque no había muchos invitados, los murmullos llenaban la pequeña iglesia.
La pastora se inclinó hacia nosotros y nos dijo:
―“Bueno, pues esto nunca me había pasado. Pero… si ustedes quieren continuar, continuamos como si nada hubiera pasado. Ahí... después arreglan ustedes… Yo tengo un culto en media hora y no puedo esperar mucho”.
Mi madre y mi hermana se acercaron a nosotros y me preguntaron que cómo me sentía. Yo no pude más y solté el llanto…
― ¿Continuamos? Continuaremos mejor – dijo la pastora.
― ¿Qué quieres hacer hijita? – preguntó mi madre.
Mi novio seguía con las manos en el rostro, pero le picaron en las costillas para que reaccionara.
―Seguimos – dijo él – continuamos – luego lo aclaramos, mi amor – y se me quedo viendo esperando mi respuesta.
No les miento, que esto se desató en menos de cinco minutos. Tres años de ilusiones, tensiones y de amor echados a perder en cinco minutos.
Levanté mi rostro aún confundida y les dije: