No temer, no temer, no temer.
Es uno de los mensajes diarios más poderosos que Dios nos da por diferentes medios y casi a cada momento. No mires a la oscuridad que te rodea y te sientas abandonado, no mires a las amenazas y te sientas desamparado.
Dile a Dios en voz alta: No temo a los problemas, Yo te creo a ti, mi Dios
Dice un proverbio: El avisado ve el mal, y se esconde; más los simples pasan, y reciben el daño. (Prov. 22:3)
Que El Señor te cuide del mal no significa que —temerariamente— te pondrás enfrente de un tren, "porque Dios te protege". Eso es tentar a Dios. No nos pongamos voluntariamente en situaciones difíciles, ni nos metamos en problemas sin razón alguna. Pero, si ya lo hicimos, pidamos la ayuda de Dios para que Él nos proteja, y con su cayado y su vara de la corrección nos regrese al camino de justicia.
Hermes Alberto Carvajal