CIUDAD DEL VATICANO - La revolución del papa Francisco está en marcha. Pero no todos están contentos.
Con tan sólo cuatro meses de papado, el papa Francisco le pidió a los jóvenes católicos que formaran un "lío"; que salieran de sus trincheras espirituales y sacudieran a una iglesia doctrinaria, que pierde fieles y relevancia.
El papa Francisco también pidió un papel más relevante para la mujer, no como cura, sino con un lugar en la Iglesia, que reconozca que María es más importante que cualquiera de los apóstoles. Pero eso no es todo, causó conmoción, dejando sin aliento a los sectores más homofóbicos, al pronunciar la palabra "Homosexuales", y diciendo: "¿Y qué?
El pontífice argentino se ha metido en el bolsillo a millones de fieles e incluyendo a la prensa, al oficiar la segunda misa papal más concurrida de la historia en Río de Janeiro, donde asistió a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.
Francisco utiliza su persona y su historia personal como modelos para propulsar sus reformas.
"Le está devolviendo la credibilidad al catolicismo", afirmó el historiador de la Iglesia Alberto Melloni. Sin embargo, este entusiasmo no es compartido por todos.
Su predecesor, el papa Benedicto XVI, apoyaba a los sectores más tradicionalistas de la iglesia, los cuales quieren misas en latín y se oponen a las reformas del Segundo Concilio Vaticano. Es este el grupo que no está conforme y ven como una amenaza las palabras y hechos de Francisco. A este grupo Francisco los llama "grupos restauracionistas", y los acusa de retrógrados que han perdido el sentido de la misión evangelizadora de la iglesia del Siglo XXI.
No obstante, Francisco no ha cambiado nada acerca de las enseñanzas de la Iglesia católica, y no ha dicho ni ha hecho nada que vaya en contra de la doctrina. Todo lo que ha dicho y hecho promueve conceptos cristianos como amar al pecador, pero no al pecado y tener una iglesia compasiva y misericordiosa.
A su regreso de Brasil, el papa causó un gran revuelo en la conferencia de prensa que dio esta semana, cuando se le preguntó por un monseñor de su confianza que, supuestamente, tuvo alguna vez un amante homosexual. El papa respondió: "¿Quién soy yo para juzgar?" la orientación sexual de los curas si buscan a Dios y tienen buena voluntad.
En la Iglesia católica revelar que alguien es un homosexual activo, acaba prácticamente con la carrera de un religioso.
Pero Francisco dijo que él mismo investigó las denuncias y no encontró nada que las sustentasen. Y que, de todos modos, si alguien es gay y se arrepiente, Dios no sólo lo perdona, sino que también olvida.
-Anulaciones matrimoniales: Dijo que el sistema judicial de la iglesia para anular casamientos debe ser reconsiderado, ya que puede esperar años un proceso de anulación en el cual la Iglesia tiene que llegar a la conclusión de que el matrimonio jamás se concretó.
-Divorcios y nuevo casamiento: Insinuó un cambio en las enseñanzas que prohíben tomar la comunión a una persona divorciada que se vuelve a casar a menos que haya conseguido una anulación.
En cuanto al Gobierno de la iglesia: Los cardenales pidieron el nombramiento de personas ajenas al Vaticano. Francisco acató el pedido y creó básicamente un gobierno paralelo que funciona junto a la burocracia del Vaticano: un papa y un gabinete de cardenales que representan a la Iglesia católica en cada continente.
Desde que el papa Francisco pisó tierra, se hizo evidente de que el cambio se estaba produciendo. Él no utilizó un papamóvil blindado, sino un simple Fiat... el cual se quedó atascado en el tráfico cuando se equivocó de camino y fue rodeado por sus fieles. Pero el Papa lejos de asustarse, bajó su ventanilla para saludar a la gente. Teniendo en cuenta de que los papas acostumbraban a ser trasladados en un sillón para mantener distancia de la gente, el gesto fue verdaderamente revolucionario.
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