Un día sus discípulos pidieron a Jesús que les enseñara a hablar con Dios; y él les dio la siguiente oración —aparentemente sencilla—, pero llena de poder, porque establece que nos podemos acercar a Dios como padre y, que debemos enfocar nuestro corazón en amarlo primero a Él y a las cosas de su reino.
Además, que es necesario que aprendamos a pedir y esperar dentro de los límites de su voluntad. Es una oración que deja en claro que Dios nos manda a perdonar a los que nos han ofendido, y que Dios tiene el poder para fortalecernos en la tentación y librarnos del mal.
Por último, la oración finaliza con unas palabras de total entrega y reconocimiento hacia nuestro Padre Dios como Señor: Rey Soberano del Universo. El único digno de toda gloria y toda honra. Máxima universal como el único DIOS vivo y verdadero.
Escrito por Hermes Alberto Carvajal
Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti
Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti