Según la ley del Antiguo Testamento, esta ordenaba a los israelitas: "No haréis sajaduras en vuestro cuerpo por un muerto, ni os haréis tatuajes; yo soy el SEÑOR" (Levítico 19:28).
Ciertamente, algunos creyentes de hoy no viven bajo la ley del Antiguo Testamento. Sin embargo, el hecho de que hubo una orden en contra de los tatuajes, debería ser razón para no hacernos tatuajes. Este es un tema de conflicto, pues el Nuevo Testamento no dice nada al respecto.
La Biblia nos manda a vestir con discreción. Nos dice que debemos cubrir nuestras partes del cuerpo adecuadamente. Por lo tanto, discreción es no llamar la atención y definitivamente, los tatuajes llaman la atención. Definitivamente, es importante el mensaje que quieres dar. Algunas personas sufren las consecuencias de tatuajes creados en su pasado, y decenas de años después siguen dando el mensaje que ahora ya no quieren dar. El problema es que la mayoría de personas juzgan a primera vista. No darán oportunidad a que alguien explique sus tatuajes. En una encuesta a personas mayores de 50 años, que se habían hecho tatuajes cuando eran jóvenes, un alto porcentaje, casi del 68% revelaron estar muy arrepentidos de haberse tatuado, fuera cual fuera el simbolismo. En definitiva, alterar nuestro cuerpo de cualquier manera puede traer consecuencias, a veces buenas, a veces malas o ambas a la vez.
Si no te sientes bien, o no estás seguro acerca de los tatuajes, lo mejor es no involucrarse con tal actividad. Como bien dice Romanos 14:23: "... Todo lo que no proviene de fe, es pecado".
¿Usted, qué opina?
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