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2021-03-29

Señor te doy gracias infinitamente,

 por guardarme en el

hueco de tu mano,

por haberme amado

cuando en medio del dolor:

me sentí morir, me sentí solo.

Pero tú estuviste ahí,

y cuando yo lloraba

pude recostarme

confiado  en tu hombro;

y pude escuchar tu dulce voz.

Siempre me dijiste

que me amabas,

siempre me animaste a seguir.

Por eso, mi corazón

es tuyo, tuya mi alma,

tuyos mis sueños,

tuyos mis anhelos,

todo tuyo hasta el final.

Ni hoy, ni nunca me

Alejaré de tu presencia,

¿Cómo podría olvidarme de ti?

Si me has dado tanto bien, tanto amor.

Tienes mi lealtad, Mi Señor, Jesús.

Por la eternidad, soy tuyo para siempre.

Escrito por  Hermes Alberto Carvajal    
Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti

 


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