En verano, Alise y su mamá, Jamie, fueron a una fiesta en la piscina de un amigo. Los niños estaban disfrutando de la piscina, pero después de un tiempo, los padres notaron un relámpago en la distancia. Mientras llamaban a los niños para que salieran de la piscina, Jamie dice que había algo diciéndole que debía mantener el chaleco salvavidas de su hija puesto. Pero la fiesta estaba terminando y el tiempo de nadar había terminado, así que no había realmente ninguna razón para dejarselo. Jamie restó importancia a la sensación y quitó el chaleco de Alise.
Todo el mundo se dirigía hacia el patio para tomar un aperitivo antes de ir a casa. Pero cuando Jamie se dio la vuelta, Alise ya no estaba donde la había visto por última vez. Y fue entonces cuando ella supo que algo andaba mal.
Jamie rodeó la piscina, pero no vio Alise en ningún lugar. Pero pasó una segunda vez alrededor, lo que vio le dió escalofríos. Debajo de una de las balsas estaba pegado un pequeño pie... El pie de Alise.
La madre aterrorizada se zambulló en la piscina, gritando a los otros padres que llamaran al 911. Jamie estaba orando mientras la agarraba y pensó que empezaría a toser para sacar el agua. Pero cuando la levantó, era evidente que estaba sin vida. La piel de la niña estaba azul.
Jamie puso a su hija al lado de la piscina, donde ella y otros padres comenzaron a reanimarla con primeros auxilios. Heather, una instructora de RCP, recuerda que tenía muy pocas esperanzas para Alise, ya que no tenía pulso.