Tú también eres un héroe de la fe. Permíteme felicitarte. Dios sabe por lo que has pasado y Él no se olvida de ti. Independientemente de cualquier otra diferencia que entre nosotros pueda haber, te lo repito, eres un héroe de la fe. Mira,... la verdad, se necesita valor, fuerza, entereza, entusiasmo, se necesita la chispa, la esencia del poder divino para llegar hasta donde tú has llegado.
Se necesita valor para poder enfrentar cada día todo aquello que se opone a que se realice la voluntad de Dios en tu vida. Se necesita fuerza y entusiasmo para poder continuar hacia la meta aún cuando parece que ni la meta, ni la vida tienen ya sentido. Se necesita esa fe que hasta hoy has demostrado tener cuando puedes dar a otros una sonrisa, pero por dentro tú no paras de llorar.
Un héroe es aquel que es admirado por su valentía y sus cualidades nobles.
Llegaste hasta donde otros no han llegado, soportando lo que otros no pudieron, o no quisieron soportar, pero además, tu creíste en Dios, en sus promesas y en los talentos y virtudes que Él te ha dado, cuando algunos prefirieron creerle a otros, en vez de creerle a la Palabra de Dios.
Ponte a pensar en esos momentos en que ya no podías más, cuando dejaste caer tu cabeza en la almohada, o tu rostro sumergiste entre tus manos y por dentro y por fuera gritabas ¡Ya no puedo más! ¿Te acuerdas? Pero te pudiste levantar y enfrentando tus adversidades, con tu fe puesta en Cristo, ¡Pudiste vencer!
Es por eso que estoy tan feliz de que un héroe de la fe como tú lea estas palabras. Debes de saber que la mano de Dios en tu vida y tu ejemplo de valentía nos anima a seguir adelante. Tal vez deberías de tomarte unos minutos a solas y en un pedazo de papel escribir esos recuerdos, esas memorias. Estarás de acuerdo conmigo en que, sí, en verdad has sido más que vencedor en todas las cosas, gracias a aquel que te amó, gracias a Jesús.
Y si la lucha se torna aún más cruel, estas palabras quedarán grabadas en tu corazón: No desistas, no desmayes, sigue hacia adelante, persevera, empuja, firme, firme (te lo repito tres veces más, no es error de dedo) firme, firme, firme, sin mirar atrás.
¿Serás llamado victorioso hasta que llegues a la presencia de Jesús? Sí, pero desde ya, hoy mismo, Dios te llama victorioso, más que vencedor aquí y ahora. Así que en el momento de la prueba, con confianza puedes levantar tu cabeza y gritar a los cuatro vientos: ¡No temeré, no desmayaré! En El Nombre de Jesús ¡Soy un héroe de la fe!
Así que, ahora amigo campeón, amiga campeona, ve y llévales una palabra de aliento a tus hermanos, a tus hijos, a tus familiares, a tus amigos. Ellos también son héroes de la fe y Dios te está mandando a ti para que se los recuerdes.
¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar más ti,(escribe aquí tu nombre) y de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido...Hebreos 11:32
Gracias a Dios por ti y por todos los héroes de la fe.
Escrito por Hermes Alberto Carvajal
Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti.
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