Yaritza Oliva, una joven chilena de 20 años de edad, padece una extraña condición que la hace llorar -literalmente- lágrimas de sangre.
Tanto la joven como sus familiares viven una verdadera pesadilla. La madre pide ayuda, dice que desearía ver sana a su hija antes de que ella parta de este mundo: "¿Por qué le tuvo que tocar a mi hija, si ella es tan joven? Pregunta la madre de Yaritza abrumada por la situación.
Las lágrimas de sangre de Yaritza Oliva salen en cualquier momento. La joven está pasando por esta situación desde hace un mes: lágrimas de sangre le salen de los ojos y no puede hacer nada por detenerlas.
La joven realizó una consulta médica, pero no se encontró explicación al caso, ni existen evidencias de que padece alguna infección. En el hospital le dieron unas gotas para controlar un poco el ardor en sus ojos.
Yaritza aún no ha sido revisada por un especialista, ya que su familia es de escasos recursos. Ella ha tratado de ver al único oftalmólogo que llega al hospital local de su pueblo dos veces al mes, pero la lista de espera de pacientes es muy larga.
La joven piensa que quizás se trate de una conjuntivitis, una infección o quizás un caso de estigma (milagro). Sin embargo, se cree que lo que padece Yaritza Oliva es una rara condición llamada “Haemolacria”. La haemolacria es una condición física bastante extraña. Esta causa que la persona produzca involuntariamente lágrimas que están parcialmente compuestas de sangre. La haemolacria puede ser un síntoma de numerosas enfermedades. También puede ser indicativo de un tumor en el aparato lagrimal y podría además ser provocado por una conjuntivitis bacterial, daños ambientales o heridas. Sólo se han registrado cuatro casos de haemolacria en el mundo.
"La gente me miraba con lástima y otros se reían, por eso me da cosa que me vean así", dijo Yaritza muy apenada, como si ella tuviera la culpa de lo que le está pasando.
Para colmo, Yaritza también padece de un raro síndrome que disloca sus extremidades inesperadamente. Cuando se desencajan, su madre agarra la extremidad dislocada y con sus manos y un gran esfuerzo, la regresa a su sitio. El dolor es insoportable.
Por su parte el padre de Yaritza pide ayuda para su hija: "Por favor, pongan sus manos sobre sus corazones, vean nuestra situación y ayuden a mi hija".
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