2017-10-09

Nacemos pecadores. Esa es la realidad. ¿No me crees? Solo mira como un recién nacido aprende a manipular a la madre a los pocos días de nacido. Es más, ya estando en el vientre hacen de la suya, cuando te quieres acostar de un lado y el bebé se quiere acostar del otro. Es precisamente por estas razones que debemos corregir a nuestros hijos sin cesar. Me he encontrado con madres que me han dicho: "Ya no regañes a tus hijos, son mayores de edad". ¿Cómo? ¿Una madre no puede corregir a su hijo porque este ya es mayor de edad? Debemos corregir a nuestros hijos mientras estemos vivos, este es un mandato divino:

"Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él". Es necesario corregir al niño desde pequeño, no cuando crezca "porque ahora está chiquito y no entiende". Debes corregir desde que ya lo tienes en tus brazos. 

Dios es un Dios de orden, cuando no tienes las cosas bajo control, te estresas y no eres feliz.  Por eso debes Establecer reglas y límites claros, además de ser consistentes y congruentes como padres. Esto tan solo el principio para criar hijos bien portados y felices.

“Un don del Señor son los hijos, y recompensa es el fruto del vientre”.
Salmo 127:3


1. Normas y límites claros


Los niños y adolescentes deben entender las reglas de la casa, así como también deben tener claro las consecuencias de romper tus reglas. Tu misión es enseñarlas y ver que se cumplan.

2. Tienes que dar el ejemplo 

Tus hijos siguen tus pasos. Debes esforzarte por ser una persona honorable, que sirva de referencia a tus hijos. Pero lamentablemente, somos humanos y cometemos errores. Por esta razón, la figura intachable que debes inculcar es la de nuestro Señor Jesucristo. Que desde pequeño sigan su ejemplo y hagan las cosas para agradar a nuestro Señor.

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3. Debes estar al pendiente de tus hijos 

Hace un tiempo me desempeñé como maestra. Nunca pude entender porque a las reuniones escolares siempre iban los padres de los estudiantes de honor. En cada reunión busqué desesperadamente dar con la madre o el padre del niño que siempre estaba triste y no hacía sus deberes. Ver los padres de aquel niño agresivo que me mantenía en guardia, siempre pendiente de que no agrediera a los demás. 
Debes acompañar a tu hijo, conocer quiénes son sus amigos. Invierte tiempo en ellos durante su infancia y adolescencia para que no tengas que pasarte la vida resolviendo sus problemas cuando sean mayores.

4. Enseña a tus hijos a ser respetuosos 

Quizás no lo has pensado, pero, si tu hijo te habla mal y no te respeta, será capaz de faltarle el respeto a cualquier persona. Hablamos de su maestra, sus amigos, vecinos, jefes, novia o futura esposa, no respetará a nadie. 
Enséñale valores morales que le ayuden a conducirse correctamente durante toda su vida.

5. Habla sobre su sexualidad y también establece normas claras


No tengas miedo de hablar claramente sobre estos temas con ellos. La confianza y la buena comunicación debe primar. No esperes a que llegue el problema para advertirles. 

6. Enséñale que conseguir lo que quiere cuesta 

Es importante que ambos padres siempre estén de acuerdo y no se contradigan. Si un padre disciplina al niño el otro no puede llegar con un regalo. Lo confundirán. 
La disciplina y el esfuerzo son necesarias para lograr sus metas. El niño o niña debe tener claro que debe trabajar para conseguir las cosas que desee, que papi y mami no siempre estarán ahí para complacerle.

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7. Estricta vigilancia es imposible y, además, no es bueno

Con tu autorización, los adolescentes necesitan salir al mundo, pero sobre todo deben gozar de tu entera confianza de que ellos lo harán bien, pues para eso los has preparado.

8. Confianza y supervisión

Confía, pero no cierres los ojos. A los hijos les hace bien saber que confías en ellos. También deben tener claro que les pedirás cuentas si ellos llegan a faltarle a esa confianza. 

9. Fomenta la responsabilidad

 

Educar hijos responsables, que puedan asumir las consecuencias de sus actos es una práctica que inicia desde la infancia y llega a fortalecerse en la adolescencia. La responsabilidad es un elemento básico para que tus hijos gocen de libertad en la vida adulta.

10. Tus hijos son como flechas en manos de un arquero

 “Como flechas en la mano de un hombre poderoso”, así dice la Biblia que son los hijos. La Biblia compara a los hijos con flechas que deben apuntarse bien para así dar en el blanco. Imagina, un arquero solo tiene la flecha en sus manos unos segundos, por tanto, cuando la dispara, ya no la puede recuperar.

Es importante que recuerdes que los hijos no son nuestros. Esto debes tenerlo claro. Nada de lo que poseemos nos pertenece, somos administradores de los bienes de nuestro Dios. Debes estar preparado y tienes que preparar a tus hijos para cuando tengan que irse de tu lado. No hay mejor satisfacción que verlos convertidos en hombres y mujeres de bien. 

Que el Señor te bendiga y bendiga también a toda tu descendencia.