2017-11-03

Éste maestro sufre de una condición horrible en la cual las pequeñas heridas pueden convertirse en tumores enormes del tamaño, de una pelota de tenis. 
Su nombre es Anthony Perkins, tiene 56 años de edad y es de Saint Louis Missouri, EE.UU. 

Esta condición lo persigue desde que tenía 9 años, cuando luego de una caída, descubrió que padecía de una especie de queloide extrema. 

"Comenzaron muy pequeños, aparecían en cualquier lugar donde sufría un corte, pero después de que me operaron para tratar de extirparlos, han vuelto más grandes que nunca".


Esta condición genética hace que el tejido graso de colágeno se desarrolle a partir de cualquier cicatriz en su cuerpo. 

Con los años, Perkins ha desarrollado numerosos queloides en la espalda, torso y estómago; así como también en la cara y cuello, causados por pequeños cortes al afeitarse. 

Este maestro se ha sometido a 7 operaciones para eliminar alguna de los queloides. Pero, lamentablemente, han vuelto a crecer, hinchándose hasta casi alcanzar el tamaño de pelotas de tenis, y pesando cerca de 5 libras. 



Es una situación muy incómoda. En público, la gente lo mira y lo señala, también hace comentarios crueles. Todo esto, en un inicio, llevo a Anthony a una depresión que lo dejó contemplando la posibilidad de suicidio. 

"Cada vez que salía en público la gente me miraba y me señalaba, los escuchaba susurrar, lo cual era difícil", cuenta este joven maestro. 

"Nunca dirían nada en mi cara, pero los oiría reírse a mis espaldas", añadió. 



Hay esperanzas para Anthony Perkins 

Perkins se encuentra recaudando fondos para una cirugía innovadora que eliminará los crecimientos y tiene un mínimo de 5 a 10% de posibilidades de que estos regresen. 

"He tenido queloides Durante los últimos 15 años de mi vida. Estos cubren mi cara, barba, detrás de las orejas, pecho, espalda, torso y cuello". 

Anthony también siente mucho dolor. Dice que sus queloides están constantemente picando y son incómodas y dolorosas debido a su peso. 

Aunque su situación es difícil, no ha dejado de seguir su pasión por la enseñanza. Es más, con los años ha descubierto que enseñar lo entretiene y lo distrae del dolor.

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Añadió: "Es bastante duro, pero una cosa es que cada vez que llego al trabajo, mis estudiantes me quitan el dolor de cabeza y realmente me ayuda".

Cuando los niños tienen la información, no suelen ser crueles. "El primer día que entro al aula les explico qué son los queloides y luego les enseño a sus amigos.



"Mis alumnos muestran un gran amor y preocupación por mí, me han apoyado mucho y me han ayudado a ganar mucha confianza". 

Tony descubrió que el poder hablar sobre sus queloides con los niños y como otros, le ha dado confianza, por lo que la enseñanza resultó ser una bendición. 

Cuando sus queloides eran más grandes el, Tony no salía de su casa debido al injusto tratamiento y estigma al tener una diferencia facial. 

Es triste que alguien tenga que esconderse, sólo porque es diferente. "Tuve que lidiar con una depresión severa, y hubo momentos en los que no iría a ninguna reunión familiar, pues todo lo que hacía era ir a trabajar y luego esconderme en mi casa". 


Sin embargo, Anthony tiene esperanzas. Él espera recaudar fondos suficientes para su tratamiento, ya que su seguro no cubrirá Los costos debido a que se considera una "cirugía estética". Por lo que el dolor que pasa a diario no significa nada. De hecho, algunas noches no puede dormir debido a los queloides. 

"Algunos de ellos son tan pesados que me impiden hacer cosas que me gustaría".

"Tener la cirugía mejorará mi vida sin dudas, me permitirá vivir mi vida al máximo", añade este maestro con muchas esperanzas.

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