Cuando acudimos al supermercado, casi siempre, en la lista que llevas en la mayoría de los casos incluye huevos. Vas al estante donde se encuentran y ves que están todos uno encima del otro en sus respectivos cartones o cajas transparentes, y no suelen estar dentro del refrigerador. ¿Te has preguntado el por qué? Pues de seguro lo primero que haces al llegar a casa es lavarlos y meterlos en la nevera, ¿no? Pero ¿cómo es esto posible, si lo acabas de tomar de un estante? ¿Por qué debes refrigerarlos de forma casi obligatoria?
Existen muchas teorías para explicar esta interrogante, y la más común está basada en la costumbre colectiva, que deriva a que las personas, por lo general, refrigeren los alimentos que no necesitan ser enfriados o conservados de esta manera.
Pero, lo más curioso de este caso es que nadie sabe si meter los huevos a la nevera es bueno o malo. Ni siquiera se preguntan si existe alguna posibilidad de que sea algo perjudicial o que, de alguna forma, no sea la mejor decisión a la hora de guardar todo lo que compraste en el supermercado.
Pues, para que cada persona pueda entender por qué en los establecimientos venden los huevos en sus cajas a temperatura ambiente, se deben conocer los contras de refrigerarlos, porque al final el resultado es que, sí; efectivamente, los huevos no se pueden meter en la nevera porque acarrea consecuencias dañinas para la salud.
Empecemos mencionando un agente muy perjudicial cuando hablamos de refrigerar los huevos, y es la salmonella. Si no la conoces y no sabes el daño que esta puede causar a tu salud, debe saber que se trata de una bacteria que nace principalmente en las verduras que no se suelen lavar bien. También se genera cuando ingerimos alimentos crudos, como la carne roja o el pollo. De igual forma, la salmonella es transmitida por animales, tanto como lagartijas, iguanas o toda especia en este rango, así como también las tortugas. La salmonella es destructiva, se incuba dentro del cuerpo para luego alimentarse de los propios alimentos ingeridos por el individuo, y, así, crecer de forma desproporcionada y a pasos agigantados, provocando (en los casos graves), fiebre, dolor en el abdomen, diarrea o colitis crónica, vómitos, constantes náuseas y puede derivar a fuertes dolores de cabeza.
El huevo es un alimento que no se escapa de ella, puesto que la gallina cuando pone el huevo este pasa por un proceso de contaminación y al exponerse al frío, se genera la salmonella, la cual es inmune a bajas temperaturas. En el momento de ingerir el huevo, bien sea revuelto, frito o cocido, el individuo puede estar expuesto a esta terrible bacteria. De acuerdo a la Food and Drug Administration (FDA), en los Estados Unidos se encuentran registrados un gran número de casos de Salmonella. Aproximadamente, 200 casos de aparición de esa enfermedad en los huevos al año. Esto se debe al tratamiento inadecuado que se les da a las gallinas en los corrales. Por eso, hay que tener debido cuidado al momento de guardar los huevos en casa. La mejor forma en dejarlos en su caja, en una temperatura ambiente o sacarlos de su envoltorio, y acomodarlos en una panera o recipiente en el que circule el aire sin problemas.
Hay que tener en cuenta que los niños y personas de la tercera edad son los más propensos a contraer Salmonella, y sus síntomas aparecen a los siete días luego de la incubación. Por lo que es mejor acudir al médico cuando uno de estos problemas de salud aparezca.