El tiempo hay que aprovecharlo, pues es imposible saber hasta cuándo estaremos en este mundo. Por otro lado, tampoco sabemos qué nos depara el. Por tanto, no pierdas el tiempo. Tienes la oportunidad de compartir y pasar gratos momentos con la otra mujer en tu vida.
La familia es importante porque gran parte de nuestra felicidad depende de ella. Esta historia, nos mantiene en vela para que no olvidemos dar cariño siempre que podamos: No esperes a que llegue un gran acontecimiento como el Día del Padre, De la Madre o El Día del Niño para ello porque podría ser demasiado tarde.
La otra mujer, reflexión
Después de varios años de estar casados, descubrí una forma, completamente nueva para mí, de mantener viva la llama del amor...
Por sugerencia de mi esposa, hace poco había empezado a salir con otra mujer. Esta ha sido la mejor idea que haya podido tener mi esposa.
"Tú sabes que la amas", me dijo mi esposa un día. Confieso que esto me tomó por sorpresa, y agregó: "La vida es demasiado corta como para desperdiciarla, debes sacar tiempo para ella".
"¡Pero, yo te quiero a ti!", protesté de inmediato.
"Sí, lo sé. Pero sé también que la amas a ella", me dijo pensativa.
La otra mujer, a quien con tanta insistencia mi esposa quería que visitara, era mi MADRE...
Mi padre falleció hace casi 20 años, pero los compromisos y las exigencias de mi trabajo y mis tres hijos ocupaban todo mi tiempo, por lo que solo la podía visitar de vez en cuando.
Siguiendo el consejo de mi esposa, la llamé esa misma noche para invitarla a cenar y a ir al cine.
"¿Qué te pasa? ¿Estás bien?" Preguntó mi madre intrigada. Mi madre es del tipo de mujer que se preocupaba mucho por una llamada tarde en la noche o una invitación inesperada como la mía... enseguida pensó que se trataba de malas noticias.
"Pensé que te agradaría que pasar un tiempo contigo", le dije... "Los dos solos", agregué.
El silencio invadió nuestra conversación. Después de una pausa me dijo que le agradaría muchísimo.
Después del trabajo conduje ese viernes para recogerla. Estaba nervioso, tal y como si tuviera una cita. Cuando llegué a la casa, advertí que ella también estaba muy contenta y emocionada por nuestra cita.
No me esperó dentro de la casa, me esperaba afuera, en la puerta con su abrigo puesto. Como si no pudiera esperar. Se había rizado el pelo y usaba su mejor vestido. Ese que usó para celebrar su último aniversario de bodas. Sonría, su rostro irradiaba luz, como un ángel.
Se acercó y mientras subía al auto, me dijo: "Le dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y están impresionadas. No puedes esperar hasta mañana para saber sobre nuestra velada".
Nos fuimos a un restaurante, no muy elegante, pero sí muy acogedor. Mi madre se aferró a mi brazo, como si fuera 'la Primera Dama'.
Una vez ubicados, le tuve que leer el menú. Mi vieja ya no veía bien, solo divisaba grandes figuras".
A la mitad de la cena levanté la vista y vi a mamá sentada del otro lado de la mesa, me estaba observando con una sonrisa nostálgica en sus labios.
"Cuando eras pequeño era yo que leía el menú", me dijo.
"Entonces es tiempo de que te relajes y me dejes devolverte el favor", respondí.
La cena fue fantástica. Tuvimos una agradable conversación. No hablamos nada fuera de lo normal, solo nos pusimos al día con nuestras vidas. Hablamos tanto que se nos pasó el cine.
"Saldré otra vez contigo, pero si me dejas invitar", me dijo cuando la lleve a casa. Le dije que sí.
Al llegar a casa, mi esposa enseguida quiso saber sobre mi cita, y me preguntó: "¿Cómo estuvo tu cita?"
"Muy agradable, más de lo que imaginé", le contesté.
Salir con mi otra mujer fue la idea más maravillosa que pudo tener mi esposa. Mi madre murió días más tarde de un infarto masivo. Todo fue tan rápido que no pude hacer nada.
Al poco tiempo de su muerte recibí un sobre con una copia de un cheque del restaurante que habíamos visitado mi madre y yo. Venía acompañado de una nota que decía:
He pagado la cena por anticipado, estaba casi segura de que no podría estar allí. Pero igual pagué dos platos: uno para ti y el otro para tu esposa. Jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí.
Te amo
Mis ojos se llenaron de lágrimas. En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: "TE AMO". Darles a nuestros seres queridos el tiempo y la atención que merecen. Nada en la vida es más importante que Dios y nuestra familia. No hay empleo ni dinero en el mundo que pueda reemplazar eso. No mal gastes tu tiempo en estas cosas. ¡Aprovéchalo! Demuestra el amor por tu familia antes de que sea demasiado tarde.