El gatonejo de Maracaibo, un cruce entre gato y conejo

2017-05-10

El misterio ha sido develado: ya se sabe quién es, cómo murió y por qué fue encontrada intacta en su ataúd lleno de rosas de 1870.

El cadáver de la niña fue bautizado por los habitantes de Richmond con el nombre de "Miranda Eve". Durante todo un año, una organización investigó su historia, la causa de su muerte y su verdadera identidad.

Todo comenzó cuando en mayo de 2016 unos obreros encontraron su ataúd durante una refacción en una vivienda en el condado de Richmond. 140 años después de su muerte, su hallazgo sorprendió y conmovió a todos en la comunidad, pues se encontraba en perfectas condiciones: tenía una rosa roja entre sus manitas, su pelo y su piel se encontraban en perfectas condiciones; flores entrelazadas de lavanda adornaban su peinado. 



La niña fue encontrada en una propiedad que fue utilizada como campo santo hace ya mucho tiempo. La propiedad pertenece a Erica Karner, quien no tenía idea de que en su garaje se encontraba la niña de tres años enterrada. Aconteció que el viejo Cementerio Odd Fellows fue trasladado en 1920. ¿Se olvidaron de la niña? Sí, la olvidaron.

El pequeño sarcófago fue encontrado cuando los obreros hacían unas reparaciones en el garaje de la familia Karner. Quedaron impactados, no podían creer lo bien conservado que se encontraba.

En Richmond, San Francisco, iniciaron rápidamente una campaña para darle nueva sepultura a la pequeña que bautizaron Miranda. En junio de 2016, 140 personas participaron de su nuevo entierro. No obstante, las investigaciones sobre su identidad, continuaron.

El misterio develado:

La genealogista y fundadora del Proyecto Jardín de la Inocencia, Elissa Davey, dedicó todo un año en rastrear datos que confirmaran la verdadera identidad de la niña. Finalmente, en los registros históricos del Cementerio Odd Fellows, y con el ADN realizado por la Universidad de California, en Santa Cruz, se logró identificar a la pequeña.

Develar su identidad, no fue fácil. Davey tuvo que dedicarle más de 1.000 horas de estudios. Además, requirió la lectura de casi 30 mil registros funerarios, mapas de la época contrastados con la geografía actual de San Francisco. Finalmente, el esfuerzo obtuvo el tan esperado premio.

Luego de ser descubierta bajo los escombros de un viejo garaje en Richmond, Edith Howard Cook fue enterrada bajo el nombre de "Miranda Eve" en el Jardín de La Inocencia, un lugar especial en el cementerio en el que sepultan niños sin identidad. A la ceremonia asistieron 140 personas. 

La niña enterrada en 1876 era hija de Horatio Nelson y Edith Scooffy Cook. La pequeña murió cuando tenía dos años, diez meses y 15 días. A los dos días, sus padres le dieron sepultura en el viejo cementerio.

La causa de la muerte, "marasmo". Ese era el término de aquella época para expresar severa desnutrición, por causas diversas. Se cree que por aquella época pudo atacar a la niña algún virus infeccioso, causándole la muerte. Los estudios forenses determinaron que, tres meses antes de fallecer, experimentó desnutrición, lo que finalmente causó su muerte.

Los ancestros de la niña, según la información genética, eran de las islas británicas. De hecho, se logró ubicar a su único descendiente vivo, Peter Cook. Este pariente vive actualmente en el Condado de Marin, en Bay Area, y era bisnieto de Milton H. Cook, el hermano mayor de la pequeña Edith.

Luego de confirmarse la identidad de la niña, se hará un tercer servicio funerario, pautado para el 10 de junio. Esto es porque hay que cambiar el nombre de "Miranda Eve", nombre elegido por las hijas de Karner, por su verdadero nombre, Edith Howard Cook. 

Por su parte, Peter desea rendir un último adiós a las exequias de su pequeña tía abuela.

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