2017-05-24

Pili Hussein no recuerda su infancia con cariño, a pesar de que nunca le faltó nada. En Tanzania, ella creció en el seno de una familia numerosa, Pili era una de los 38 hijos de un ganadero, quién tenía 6 esposas y varias fincas.

Pili estuvo contemplando la posibilidad de hacerse rica buscando piedras preciosas, pero había un problema: a las mujeres no se les permite trabajar en las minas. 

Así que pensó, "¿por qué no me hago pasar por un hombre?" Así engañó a sus colegas durante más de 10 años. 

Cuando era pequeña, Pili cuenta que su padre la trataba como a un chico. Ella tenía que cuidar el ganado, algo que odiaba. 

Cuando se hizo mujer y se casó, las cosas se pusieron peor. A los 31 años huyó de su marido abusivo. 

Pili llegó a un pequeño pueblo de Tanzania llamado Mererani, ubicado en las faldas del Kilimanjaro, allí llegó en busca de trabajo, en el único lugar del mundo donde se encuentran unas piedras preciosas raras de color azul violáceo, a las que le dicen tanzanitas.

Pili no fue a la escuela, por lo que sus opciones eran pocas.

La mujer cortó unos pantalones y se mostró como una persona fuerte. Además, cambió su nombre, actuaba como goril, utilizaba un lenguaje grosero y llevaba consigo un gran cuchillo como los guerreros Maasai.

Las personas comenzaron a llamar a Pili, "tío Hussein". Incluso aún la conocen con ese nombre. Jamás le comentó a nadie que su nombre era Pili. 

No fue fácil, esta mujer trabajaba entre 10 y 12 horas al día tamizando y excavando en busca de piedras preciosas en el interior los sucios y calurosos túneles de la mina. Algunos de ellos llegaban a extenderse cientos de metros por debajo de la superficie. 

Cuentan que Pili era más valiente que muchos de sus compañeros mineros. "Me adentraba unos 600 metros de profundidad de la mina. Era muy fuerte y trabajaba igual o más que cualquier hombre", dice Pili.

Con el dinero ganado, construyó nuevas casas para su padre, su madre y su hermana gemela. Compró herramientas y contrató mineros para que trabajaran para ella.

Por circunstancias extraordinarias tuvo que revelar su identidad

Un día una mujer de la zona denunció haber sido violada por un grupo de mineros. Así que, también detuvieron a Pili como sospechosa. 

"Cuando llegó la policía, los hombres que violaron a la mujer, dijeron: "Este hombre es el culpable', y se la llevaron detenida a la estación de policía", cuenta Pili.

De esta manera, no le quedó más remedio que revelar su secreto.

Pili solicitó a las autoridades que buscaran una mujer para que le la examinara y comprobara lo que ella estaba confesando. Ella no podía ser la responsable de la violación. Poco después la pusieron en libertad. 

Pili está orgullosa de lo que hizo. Ahora es rica, pero confiesa que fue duro, muy duro.

A sus colegas les cuesta creer que los engañó durante tantos años. De hecho, le costó convencer a la policía. 

También confiesa que le costó encontrar el amor, pues es difícil encontrar marido cuando todos están acostumbrados a verte como hombre. 

Su marido se preguntaba, “¿Es realmente una mujer?”. Le tomó cinco años acercarse a Pili.

Actualmente, Pili tiene su propia compañía minera y tiene más de 70 empleados. Les dio trabajo a tres mujeres, pero trabajan como cocineras, no como mineras. 

La exitosa mujer paga los estudios de 30 sobrinos, sobrinas y nietos. Pero su meta es asegurarse de que su hija se eduque para que pueda tener una vida exitosa, sin tener que recurrir a lo que su madre tuvo que hacer para triunfar.

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