Una pequeña niña refugiada de Siria, de 6 años de edad, soñó con Jesús, quien le decía en su sueño que un camión traería provisiones muy pronto para ella y su hambrienta familia. Un día después, unos misioneros llegaron donde estaban los refugiados brindándoles ayuda espiritual y física.
Amira vive junto a sus hermanos y progenitores en un campamento improvisado al sur de Turquía. Lastimosamente, pasó por periodos largos de hambre y sed.
Según afirma la organización Ayuda Cristiana, que trabaja con refugiados: “las familias viven en condiciones infrahumanas”.
La madre de Amira pidió limosnas en una ciudad próxima para poder comprar una bolsa de garbanzos. No obstante, no tenia aceite para freír las típicas faláfel, una croqueta de garbanzos o haba. Esa noche la pequeña cuenta que se acostó escuchando el llanto de su madre. quien impotente lloraba por la carencia de comida.
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Al día siguiente despertó y les contó a todos que había soñado que un camión llegaba con provisiones para ellos y en el camión estaba un hombre con una túnica larga como el “profeta Jesús”, quien aparece en el libro sagrado musulmán, avisándoles que la ayuda que tanto esperaban estaba en camino.
Aquel día por la tarde llegó un camión que pertenece a un ministerio cristiano. El ministerio les dio alimentos a Amira y a su familia.
La matriarca de la familia les agradeció por los víveres y también invitó al misionero y traductor a su tienda. El padre de Amira perdió ambas piernas después de pisar una mina terrestre en Siria. Él también les dio las gracias al cristiano al concluir la comida, y después sacó una copia del Nuevo Testamento para niños que tenía guardado bajo su almohada y que el equipo del ministerio había traído para su hija.
“¿Por qué le diste esto a ella?”, preguntó el padre. El misionero le advirtió que el amor de Dios los había traído para brindar tanto comestibles físicos como espirituales. “Al hallar el libro, lo iba tirar, no obstante, pensé en revisarlo primero”, narró el padre. “¡Fue algo fantástico!, empecé a leerlo y lo oculté bajo mi almohada a fin de que absolutamente nadie lo viera”, cuenta entusiasmado el padre de la pequeña.
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Ayuda Cristiana confía que todos se convertirán a Cristo. “En esa cultura, cuando la madre o bien el padre lee el Nuevo Testamento, y el Evangelio les habla, toda la familia llega a Jesucristo”, aseguraron desde la organización. “La hija vio a Cristo en un sueño y el padre había empezado a leer el Nuevo Testamento. Es claro que el Señor está trabajando en ellos”, mantuvo.
