Quise agregar un título cómico para llamar tu atención.

La verdad es que a veces por más consejos, por más conferencias, por más oración y ayuno, y por más iglesia y lectura bíblica que tengamos, a veces (no todo el tiempo, pero a veces)  terminamos haciéndolo peor, lo que no agrada a Dios. (¡Oh, blasfemia! ¿Acaso estoy diciendo que ni la oración, el ayuno, la lectura bíblica y asistencia a una iglesia, no funcionan?)

NO. Estoy diciendo que A VECES, a pesar de todo lo que hacemos terminamos haciendo lo malo. Por eso digo, acuérdate del “animal”…así le llama el Apóstol Pablo en el Nuevo Testamento, el hombre animal  u hombre carnal.

Hay una parte de nosotros que es animal, sobre todo si no hemos sido regenerados por Cristo; y esta parte “animal” es por lo cual, a veces, parece como si no tuviéramos sentimientos, pensamientos, esperanzas, valores, etc.  No lo digo yo porque se me haya ocurrido llamar a nadie “animal”, sino que las escrituras lo dicen, en 1 Corintios 2:14  y en otros pasajes del Nuevo Testamento, se deja en claro que tenemos una parte de nuestro ser que no quiere ser domada: ni se quiere someter a nada bueno, a nada puro, a nada santo, a nada amable, a nada que tenga esperanza y futuro, al amor, en fin a nada que venga de Dios.

Agrégale a la parte “animal”, la falta de todo lo arriba mencionado, la carencia de todo cuidado espiritual, la negligencia en la educación, tanto general como matrimonial, ¡imagínate! ¿Has visto hombre y mujeres que parece que no sienten, no aman, no piensan, y no tienen el mas mínimo temor de dañar y lastimar a otros, o a ellos mismos? Por favor, si me dices que no es verdad, voy a tener que llevarte a recorrer algunos lugares que he conocido.

La parte animal de nuestro ser no es pretexto para fallar, sin embargo, lo menciono para que sepas de donde vienen las debilidades. Recuérdalo, si crees en Dios, entonces sabes que existe un “diablo” o sea un adversario de tu vida espiritual y tu matrimonio. Este adversario no es ni omnipotente, ni omnipresente (no esta en todo lugar), ni omnisciente (no lo sabe todo, no conoce tus pensamientos).

Así que es mentira que el “diablo” anda correteando a todos los matrimonios del mundo. Es verdad que la Biblia dice que este adversario anda buscando a quien devorar, pero para devorar a alguien tienes primero que atraparlo, y es por eso que lo que hace este adversario es crear trampas, y dejarlas ahí, para que tu caigas y a veces sin darte cuenta. Sus trampas van a apelar a tu parte animal, no a la parte espiritual.  Negligencia, apatía, pereza, ira, odio, lascivia, pornografía, una vida doble, son trampas del adversario. Una vez que caes, seras presa fácil para poder devorarte, acabar con tu vida y tu matrimonio.

No hay manera, en esta vida de eliminar esa parte de tu ser. SI alguien me dice lo contrario me encantaría que me lo comprobara con su propia vida. Podrá alguien ser perfecto en un área, pero será imperfecto en otra y es precisamente para la parte imperfecta del hombre y la mujer, para la cual hay trampas por aquí, y por allá, visibles y escondidas. Así que, acuérdate que hay una parte de ti que pudiera caer en una de esas trampas, y si ya caíste, si hay algo en tu matrimonio que está siendo afectada por causa de esos errores que has cometido, entonces hay que arreglarlos, con Dios, contigo mismo, con tu pareja y con la sociedad, si es necesario.

Te voy a poner un ejemplo. Panchito es un “varón perfecto”, casi lleno de gracia y virtud. Trata a su mujer de maravilla, aparenta ser un marido excelente, todo marcha bien, en apariencia, pero en lo secreto, Panchito el “varón perfecto” es adicto a la pornografía en el internet. Nadie lo sabe. Solo Panchito y Dios. Ahora, tú, que estás leyendo, dime: si Panchito aparenta ser perfecto, y hasta se la lleva metido en una iglesia, ¿tú crees que esa adicción secreta, no le afectará en su vida personal y matrimonial tarde o temprano?  Tal vez lo oculte muy bien, pero en cualquier momento puede “saltar la liebre”. Tal vez se presente a su vida alguna chica dispuesta, y Panchito le de rienda suelta a sus “fantasías” y la chica lo acepta. Hasta aquí todo sigue en secreto, pero llegará el momento en que su esposa lo descubra (o alguien más), y le cause esto graves problemas a Panchito en su matrimonio, en su vida personal, espiritual, social, laboral, etc.  ¿Me entiendes? Pero para no irnos tan lejos, ¿qué tal si la esposa de Panchito descubre su adicción, o uno de sus hijos, o su empleador en el trabajo?

Es verdad que hay una parte de nosotros que no quiere nada bueno, ni nada que venga de Dios, pero no se trata de ocultarla o mitigarla, sino de ser sinceros con nosotros mismos y HACER ALGO, o pedir ayuda, cuando la parte “animal” nos este “jalando” hacia una trampa segura. SI has caído, arrepiéntete, aléjate, no peques más. El que conoce a Dios no piensa en pecar y luego arrepentirse como si fuera un juego, sino que mira todas estas cosas con un VERDADERO TEMOR, y no “un temor reverente”, SINO UN VERDADERO MIEDO A PERDER TU MATRIMONIO, TU VIDA, TU SALVACIÓN Y TU VIDA ETERNA….de que la puedes perder, la puedes perder (y tu matrimonio también).

 

Enemigo # 5 de matrimonio, LA RUTINA

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