Te he mirado fijamente a tus ojos, y lo sabes: lo has sentido. No con una mirada acusadora o de reclamo, más esperando una respuesta de tu parte: ¿Me amas?

Si me amas, confía; y, si confías, descansa; y descansando, adora; y adorando, aliméntate del maná del cielo: del pan divino, de mi presencia eterna. Y, cuando pruebes de este alimento que te doy de comer, sonríe; y al sonreír, comparte; y al compartir serás parte del milagro de multiplicar mi vida y llevarla al corazón del que la necesita. Así como un día la recibiste tú, y del pozo de la muerte fuiste rescatado.

Levántate y ve, lleva de este pan. Tú eres mi cuerpo, mis manos, mis pies. Ha llegado la hora y el día: es que adorando y alimentándote de mí, compartas mi vida a tus hermanos y obres tú  aún mayores milagros.

“…De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré….”  Juan 14:12-14

Escrito por Hermes Alberto Carvajal

Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti.

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Oración por
tus finanzas
Un abrazo de amor
y de consuelo
 
¡Mujer
Levántate!
 
Nada
me faltará
 
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