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2024-05-07

Amar a tu prójimo es difícil, pero amar a tus enemigos parece algo mucho más difícil de hacer. Después de todo, si alguien nos ha hecho daño a nosotros o a nuestros seres queridos, lo último que queremos hacer es amarlo. ¿No es así?

Sin embargo, eso es exactamente lo que Jesús ordena a sus seguidores en la Biblia. De hecho, amar a tus enemigos es uno de los mandatos más desafiantes para los seguidores de Cristo. Es tan desafiante que muchas personas se niegan y se preguntan si es posible en verdad que alguien pueda amar a un enemigo que nos ha hecho daño.

Esta entrada del blog explorará por qué los creyentes deben amar a sus enemigos y cómo podemos aplicar prácticamente este principio en nuestras propias vidas.

¿Qué dice la Biblia sobre amar a tus enemigos?

La Biblia tiene mucho que decir sobre el amor a los enemigos. En el Antiguo Testamento, encontramos varios ejemplos de personas que tenían enemigos a los que amaban. Por ejemplo, José, el hombre que fue vendido como esclavo por sus hermanos, los perdonó y los amó a pesar de su maldad.

Esta es una historia que aprendí cuando niño y ciertamente es una de esas de las que nunca olvidaré. Cuando los hermanos de José se presentaron ante él en Egipto, no tenían ni idea de que era su hermano al que habían agredido. Cuando José les reveló lo que habían hecho, se llenaron de remordimiento y le pidieron perdón.

¿Te imaginas? A pesar del daño y el dolor que le habían causado sus hermanos, José los perdonó y los amó.

En otra ocasión, el rey David tenía sus propios enemigos a los que amaba. Uno de esos enemigos era Saúl, el rey de Israel. Saúl quería matar a David y a sus amigos porque David había matado a un amigo de Saúl en la batalla. Cuando Saúl perseguía a David, el profeta Samuel le advirtió que perdería su reino y su vida si seguía persiguiendo a David. David estaba huyendo, escondiéndose de Saúl, y una noche él y sus hombres fueron perseguidos hasta una cueva. David y sus hombres estaban atrapados en la cueva y sabían que Saúl los perseguiría allí.

¿Es realmente posible amar a un enemigo?

Amar a tus enemigos parece ser algo imposible de hacer. Muchos tenemos la creencia de que, si amas a tu enemigo, seguro que te volverán a hacer daño. Una forma de entender el amor a los enemigos es pensar en un enemigo como un rival que compite contigo.

Veamos, un rival es alguien que compite contigo por algo que quieres, como un ascenso laboral. Las rivalidades suelen ser amargas y llenas de mala voluntad, y no hay amor de por medio. Por el contrario, amar a tu enemigo significaría que no habría rivalidad para competir por un ascenso laboral u otro premio. Amarías a tu enemigo, y esa persona sería tu amiga y no mostraría signos de mala voluntad.

¿Por qué debemos amar a nuestros enemigos?

Que yo sepa, no tengo enemigos. Y dejo claro que no creo tener enemigos declarados. Quizás tenga por ahí algún enemigo escondido esperando el momento justo para darme la puñalada por la espalda. Pero, ciertamente, si eso llegase a pasar, le ruego a Dios que me llene de su amor para perdonar y olvidar.

Casi todo el mundo tiene enemigos, y a casi todos se nos ordena amarlos. Jesús dijo: "Habéis oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo'. Pero yo os digo que améis a vuestros enemigos y recéis por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:43-44).

Cuando amamos a nuestros enemigos, les mostramos el amor y la gracia de Dios, aunque nos hayan hecho daño. Cuando amamos a nuestros enemigos, podemos cambiar el odio por el amor. Podemos llegar a ellos y ganarlos para Cristo.

Sí, sí hay muchas ventajas amando a nuestros enemigos, pues cuando lo hacemos, damos un ejemplo a los demás. Cuando amamos a nuestros enemigos, podemos esperar que Dios nos bendiga con su amor, aunque hayamos sido agraviados.

¿Cómo podemos cultivar el hábito de amar a nuestros enemigos?

Hay algunas maneras de cultivar el hábito de amar a nuestros enemigos.

  • En primer lugar, podemos estudiar la Biblia. Cuando estudiamos los ejemplos de personas que aman a sus enemigos en este libro sagrado, podemos ver cómo lo hicieron.
  • En segundo lugar, podemos ser conscientes de la presencia de Dios. Cuando somos conscientes de que Dios está con nosotros, podemos pedirle que nos ayude a amar a nuestros enemigos.
  • En tercer lugar, podemos orar para que Dios cambie nuestros corazones. Cuando pedimos a Dios que cambie nuestros corazones, Él puede cambiarlos para que amemos a nuestros enemigos. De hecho, solo Él puede hacerlo.
  • En cuarto lugar, podemos pedir a Dios que nos utilice para cambiar a nuestros enemigos. Cuando oramos para que Dios cambie a nuestros enemigos, puede que nos use como Su instrumento para hacerlo.
  • En quinto lugar, podemos buscar la ayuda de Dios mientras nos encontramos en medio de situaciones difíciles. Mientras tratamos con un enemigo, podemos pedirle a Dios que nos ayude a amar a esa persona.

Conclusión

La Biblia es clara al decir que los creyentes deben amar a sus enemigos y que esto no es algo imposible. Amar a tus enemigos es un reto, pero también es algo poderoso. Cuando amas a tus enemigos, estás siendo obediente a la Biblia, dando ejemplo a los demás y esperando bendecir tanto a otros como a ti mismo con esta sabia decisión.