Hola:
Mi nombre es Leticia y soy de Panamá. No sé cómo contarles mi confesión. Pero es algo que me tiene con vergüenza y me gustaría que me aconsejaran. .
Bueno, les voy a contar lo que hice:
Hace poco tiempo vino a predicar un pastor invitado a mi iglesia. Él es un hombre muy guapo. Ese día durante la predica, él declaró que estaba casado y que tenía además tres hermosos hijos. Todo hasta este punto está muy bien, pero después nuevamente mis pastores lo invitaron a predicar.
Puedo decirles que es un varón de Dios, nunca más supe de él, hasta que un día por el MSG (Messenger), él me envió una invitación. Obviamente, yo lo agregué a mi lista de amigos.
Empezamos a hablar y nos hicimos amigos. Hablábamos de Dios y cosas triviales. Pero un día me pidió mi número telefónico… y me empezó a llamar.
La ciber relación continuó. Todo estaba muy bien, hasta que un día me dijo que él estaba enamorado de mí: me dijo que conmigo se sentía bien, y esto me impactó mucho.
Impresionada, le dije que éramos hermanos en Cristo, y ya. Pero seguimos hablando y, después de un tiempo… él me empezó a gustar.
Amigos, ya no sabía qué hacer… él tiene una familia. Sin embargo, una noche nos encontramos y hablamos. Él me dijo que quería estar conmigo, pero que no podía dejar a sus hijos. Además, me dijo que su esposa no le importaba porque él ya no la ama… y me besó.
Respondí a ese beso y quedamos en que nada pasaría. Traté de alejarme de él, pero volvimos a hablar y acordamos encontrarnos.
En el encuentro siguiente nos besamos otra vez. Él quería tener intimidad conmigo, pero Dios no lo permitió. Paré lo que estaba aconteciendo, pero… él comenzó a tratarme diferente y eso me dolía.
Después seguimos hablando, y él me seguía diciendo que tuviéramos intimidad. Me hablaba de lo lindo que íbamos a hacer el amor. Yo no le respondía a eso, pero sus palabras me seducían, y no les niego que anhelé que eso pasara.
El pastor me mandaba fotos íntimas y me pidió que le enviara algunas mías; pero jamás pude hacerlo. Aunque… yo a él sí se las pedía y me él las enviaba. Un día, él me pidió muy en serio una foto, y yo le mandé fotos falsas…
Al final, él me ha dejado. Dice que él ama a Dios y que todo está mal. Él no quiere dejar a sus hijos. Yo no sé si me enamoré. Sin embargo, sólo sé que me duele el haber pecado; y lamento lo que me ha ocurrido con este hombre.
Nada pasó entre él y yo, solo los besos. Ahora él me desprecia y ya no quiere hablar conmigo. Yo soy una chica de mi casa. Mis padres no saben nada de lo que ha pasado, de hecho, nadie lo sabe.
Me duele tanto su rechazo, pero jamás permití que nada más pasara entre nosotros. Aunque les confieso que estuve tentada, pero amo a Dios, y por Él no lo hice. No le fallaré más.
Espero que me entiendan y también espero sus consejos.
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