“La perfección” es un término que describe lo inimaginable; pero ha sido usado para describir simplemente algo bien hecho. Todos debemos buscar la perfección al tener a Dios.
La idea de ser perfectos está fuera de nuestro alcance, si hablamos de nosotros mismos. Ahora bien, si hablamos de ser perfectos porque la sangre de Cristo nos cubre y porque Él es perfecto, tú también —en Su santo nombre— eres llamado a la perfección. Es decir,se trata de un panorama sobrenatural que trasciende más allá del espacio que ahora nos limita: trasciende al reino de Dios.
La perfección se puede definir en una sola palabra: ‘Santo’. Todo lo que es santo viene de Dios, no de las cosas que hace el hombre. A partir de esta deducción podemos llegar a comprender cómo trabaja en nosotros la santificación que Dios nos ha regalado: La santificación y renovación del entendimiento a través de la Biblia y la santificación y renovación del Espíritu en Cristo Jesús.
La primera no puede existir sin la segunda. Solo la sangre de Jesucristo nos puede salvar. Solo por Su gracia podemos acercarnos a la perfección que es Dios.
Te preguntarás: ¿Si ya conozco que Jesús es mi salvador y mi camino a la vida eterna, ya soy perfecto? ¿Basta con saber eso? Nunca serás perfecto. Pero Dios se perfecciona en tus debilidades y Él es el perfecto en tu vida.
A fin de cuentas esa es la perfección del hombre, poder vivir para lo único perfecto: Dios.
La santificación y renovación del entendimiento a través de la Biblia
“La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Dios es fiel, que hace sabio al sencillo”, Salmos 19:7.
La perfección no está en cuán inteligente seas o cuántas habilidades y destrezas tengas, sino lo rindes a los pies de Dios, no tienes nada.
El Salmos 19:7 hace mención de dos promesas que cumplen la Palabra de Verdad en nuestras vidas: ‘convierte el alma’ y ‘hace sabio al sencillo’.
¿A qué se refiere cuando dice ‘convierte el alma’?
En 2 Corintios 5: 17 nos lo explica con otras palabras ‘nueva creación’:
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”
Solo la misericordia y el amor de Dios pueden hacer que un corazón de piedra se convierta en un corazón de carne, que viva para la gloria de Dios, manifestando en todo momento lo que Cristo ha hecho en él.
¿A qué se refiere cuando dice ‘hace sabio al sencillo’?
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”, 2 Timoteo 16:7.
El Señor bendice a los corazones sencillos que están sumisos a Sus mandatos y aceptan la corrección del Padre para ser instrumentos de toda buena obra. La sabiduría que viene de Dios no es como la de los hombres, los caminos del Padre son mas altos, pero Él nos ha dado Su Palabra para que podamos imitarlo y no nos apartemos de lo que es correcto, agradable y perfecto.
La santificación y renovación del Espíritu en Cristo Jesús
Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó;pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo» 1 Pedro 1:15-16.
Sean imitadores de Jesús y anden como el anduvo, en el Espíritu.
No podemos ser perfectos, no hay forma de deshacerse de la carne ni de las tentaciones ni del pecado. No es posible arrancarnos el pecado o quitarnos la mancha. Pero sí podemos decidir entre vivir para el pecado o vivir en la renovación del Espíritu por medio de Jesucristo. Entendiendo que solo Él es el perfecto, y sólo viviendo para Su gloria le damos paso a que la perfecta voluntad de Dios entre a nuestras vidas.