Cuidado con las malas noticias
No permitas que las malas
noticias afecten tu vida y tu familia
Vivimos en una sociedad compleja,
tenemos que aceptar la realidad tal como es ― aunque suene terrible ―. El
problema se agudiza cuando la otra persona no sabe dar la noticia; algunas veces, personas inescrupulosas y muy envidiosas, se dan gusto al
comunicarlas. También tenemos el caso de personas que simplemente reaccionan de
forma imprevista y no pueden controlarse, entonces te dicen las cosas de golpe y sin pensarlo si quiera. No obstante, existen buenas noticias que te ayudarán a
desconectarte un poco de lo malo que aparenta ser el mundo.
Mi abuelo solía decir: “Si mi mal
tiene cura, ¿por qué me apuro? Y, si mi mal no tiene cura, ¿de qué me apuro?”.
Hazle caso, vivió 100 años.
Si tu problema tiene
solución no tienes de qué preocuparte; pero tampoco tiene sentido preocuparte
por algo que no tiene solución. El conocer ambas realidades de la vida,
te ayudará a no entrar en pánico y recuerda: Dios tiene el control
¡QUIÉRETE MUCHO!