Aunque nos sintamos como si estuviéramos en un túnel oscuro durante los momentos difíciles, siempre podemos encontrar una razón para creer que saldremos de nuestros problemas. Por esta razón, nunca debes perder las esperanzas.
Puede que sintamos que por mucho que busquemos la luz, esta permanece apagada, pero la voluntad del hombre es tan fuerte y maravillosa que siempre podremos encontrar una razón para creer que saldremos de nuestros problemas con la ayuda de Dios.
Espera, que te explico: No es solo creer en algo divino, en un ser omnipresente que quizás me escuche y venga en mi auxilio: se trata de tener la confianza en que podremos levantarnos después de cada caída, como hizo Jesús en el Calvario. Esta noción tiene mucho que ver con cómo nos sentimos y si somos capaces de llevar nuestra propia cruz. A medida que pasa el tiempo, se hace cada vez más evidente que ocultar o ignorar los problemas a los que nos enfrentamos es contraproducente.
No cometas el error de caer en la desesperación
Todo pasa en este mundo, nada es permanente, y todo lo que te quema el alma hoy solo será un recuerdo mañana. Sin embargo, puedes dejarlo pasar aferrándote a él o dejando que te consuma.
Tú eres importante para Dios, y él hará todo lo que esté en su mano para hacértelo saber. No necesitas milagros para saber que el Todopoderoso está contigo; puedes sentirlo en la simple brisa que te acaricia la cara y te refresca, en la música que te hace feliz, incluso en la sonrisa de un niño que te hace sonreír sin pensarlo dos veces.
Dios te está diciendo: "¡Tú puedes!". Cada mañana es una oportunidad para iniciar nuestra lucha con el amor de Dios de nuestra parte. Cada día es una nueva oportunidad de respirar despacio, despejar tu mente, perdonarte a ti mismo y perdonar a los demás. Este es el primer paso para superar la adversidad con inteligencia. Por lo demás, no te preocupes: el tiempo de Dios es perfecto.
La razón por la que estás leyendo esta nota es porque eres una persona bendecida que tiene la capacidad de determinar lo que ocurrirá en tu vida a partir de ahora. Por tanto, no te hundas en un pozo de depresión por tus errores y equivocaciones del pasado, es el momento de mostrar tu mejor versión a los demás, aunque ellos esperen lo contrario.
A partir de ahora, nadie podrá humillarte ni hacerte daño si te refugias en el Señor; uno de los Salmos que siempre llevo presente es el que dice: "Pisarás víboras y leones, y caminarás sobre leones jóvenes y serpientes" (Salmo 91). No te asustes si el enemigo parece perseguirte, pues se cansará, huirá y te reconocerá como verdadero hijo de Dios.
Entrega tus cargas a Jesús
Todo se trata de que, la carga que tienes que afrontar, será superada, no tienes por qué evitarla. Son las cargas que no puedes llevar tú porque ya se las has entregado a Cristo. Es hora de creer en ti mismo y en esa chispa divina que Dios ha puesto en ti para qué guie tus pasos. Dios te dio su Santo Espíritu, no para buscar el amor en los demás, sino para reflejar y entregar su amor a aquellos que no le conocen; pero que a través de tu vida bendecida, lo conocerán.
Solo Dios puede llenar el vacío de tu corazón. Es hora de vivir para Él, no para los demás. La gente se dará cuenta de lo mucho que te amas y de lo mucho que cuidas de ti misma porque eres templo del Espíritu Santo, por lo que también empezarán a amarte.
Recuerda: NO puedes amar a los demás, si no te amas tú primero. "Ama a tu prójimo como a ti mismo (a)". La Biblia no dice: “ama a tu prójimo más que a ti”o “ama menos a tu prójimo que a ti mismo”. Dice claramente que debes querer a los demás como te amas a ti mismo (a).
En resumen, si no puedes quererte a ti misma (o), no puedes amar a los demás, JAMÁS.
Así que sonríe, canta, baila, escribe... haz lo que te gusta. Nunca es tarde para disfrutar de la vida si sabes cómo vivirla en Cristo.