A los que aman a Dios no deberían pasarles cosas malas. Esto es algo que atormenta a millones de creyentes, quienes constantemente cuestionan a Dios con cosas como "¿por qué permites que esto me pase?" No obstante, el verdadero enfoque sería preguntarnos "¿qué puedo aprender de esto?" Cuando nos enfocamos en lo que podemos aprender de nuestra mala situación, comenzamos a poner toda nuestra atención en Dios.
Por esta razón, en los momentos difíciles tu adoración no puede faltar. De hecho, debe ser más frecuente. La alabanza y la adoración son una parte integral en la caminata diaria con Dios. El ama a su pueblo y quiere que lo alaben y adoren; quiere que su pueblo siga su camino todos los días. La Biblia dice que Dios quiere que le adoremos y sigamos su voz, para que podamos recibir sus bendiciones, para que estemos más cerca de Él y podamos experimentar su presencia.
Adorar cuando nos va mal
Adorar a Dios en tiempos malos tiene sus beneficios. Aunque para algunos sea difícil, pues no podemos verlo, pero si podemos sentir su presencia. A continuación, te presentaremos algunas de estas maravillosas bendiciones:
1. La adoración en momentos duros nos lleva a hacer lo correcto
Uno de nuestros mayores errores es llegar a creer que el problema que estamos enfrentando es mucho más grande que nuestro Dios. Mientras más tiempo pasamos en esa situación difícil, más creemos que esta crece y se hace tan insoportable e inmensa que sentimos que nos aplastará sin remedio en cualquier momento. Sin embargo, al enfocarnos en Dios, vemos cómo ese problema se va haciendo manejable.
Poner nuestros ojos en Cristo y no apartar nuestra mirada de Él, es la clave para salir victoriosos en cualquier batalla.
Recuerda que Dios es Todopoderoso. Lo sabemos, pero fácilmente podríamos perder el rumbo y olvidar esta gran verdad. No importa si estás pasando por un terrible valle de sombras y muerte. No podemos olvidar que nuestro Dios es PODEROSO.
«Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí? Jeremías 32:27
Asimismo, en Mateo 19:26 tenemos otra palabra esperanzadora:
"Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible".
2. Adorar satisface nuestra alma.
Así como cuando tenemos hambre nuestro cuerpo nos pide alimento, del mismo modo un alma hambrienta y sedienta nos pide que adoremos al único que puede satisfacerla, Dios. La tanta preocupación desgasta y aniquila nuestra alma. Pero adorar nos alivia, nos restaura, nos llena de esperanzas y refresca nuestro corazón. Es por esta razón que es tan importante meditar diariamente en sus promesas. Adorar es el remedio que puede darle paz a tu alma. De hecho, fuimos creados para adorar.
David estaba consciente de esto, por eso cada vez que sentía que se derrumbaba corría a la presencia de Dios.
Es necesario que en tiempos de tribulación pases tiempo a solas con el Señor. De hecho, cuando Jesús sentía cansancio, se aleja de todos para estar a solas con su Padre. Así recobraba fuerzas. Es bueno aclarar que, aunque nuestra circunstancia parece no cambiar, adorar nos mantiene fortalecidos.
3. Adorar a Dios aumenta nuestra fe
Romanos 10:17 dice que "Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo". Mientras adoramos el Espíritu Santo nos recuerda el carácter de Dios. También a nuestra mente nos llegan versículos que aprendimos hace mucho tiempo, confirmando que la fe viene por el oír su Palabra.
Por otro lado, cuando meditamos en sus promesas, nuestra fe crece. Es como hacer ejercicios para desarrollar músculos. Asimismo, leer su Palabra nos recuerda que otros también pasaron por momentos duros y vencieron por Su poder y misericordia.
4. La adoración nos acerca a Dios.
La alabanza y la adoración nos ayudan a acercarnos a Dios, que es uno de sus objetivos en la creación.
No tengas miedo, confía y derrama tu corazón tal y como lo hizo nuestro Señor en el Getsemaní.
5. Adorar nos hace ser más agradecidos.
Si bien la preocupación podría acaparar toda nuestra atención, no es posible estar agradecidos y preocupados al mismo tiempo. Tu eliges ser agradecido. Pero cuando piensas en cómo Dios te ha ayudado en todos los momentos difíciles que has pasado, de seguro que tu corazón se desborda de amor por todo lo que ha hecho por ti.
Lo bueno es que Dios es siempre el mismo, por lo que no esperes que te ayudará hoy y mañana no. Dios es inmutable. Recuerda que no estás solo, Dios jamás te abandonará.
6. Cuando adoramos dejamos ir el "por qué"
Como dijimos al principio, es necesario enfocarnos en el "¿qué puedo aprender de esta situación?" y no en "¿por qué me está pasando esto a mi?”.
Como humanos, nos encanta creer que tenemos el control. Pero el control solo lo tiene Dios, por lo que cuando adoramos estamos tomando la decisión de confiar en Dios, aunque no entendamos qué está pasando en nuestras vidas.
En definitiva, cuando adoramos a Dios le estamos cediendo el control. Por cierto, cedemos un control que no tenemos. Esta es una acción consciente de que nos estamos sometiendo a Dios. Así que, deja que nuestro Señor utilice esta situación difícil en tu vida para moldearte. Recuerda que estás en manos del alfarero.
7. Adorar es una arma mortal contra nuestro enemigo
Asombrados podemos ver cómo la adoración es un arma poderosa contra satanás, quien fue un hermoso ángel a cargo de la adoración en el cielo. Lucifer quiso un día ser más grande que Dios, por lo que fue expulsado. Pero satanás no se marchó solo, llevó consigo 1/3 de los ángeles, los que conocemos hoy como demonios. Esto podemos leerlo en Isaías 14:12-15.
Satanás jamás podrá volver al cielo, por lo que odia a todos aquellos que adoramos y confiamos en lo que Jesús hizo en la cruz. Por tanto, cuando estés atravesando tiempos difíciles, no dejes de adorar.
Asimismo, recuerda que el trabajo del enemigo es hacer nuestras vidas miserables. Por eso pasa la mayor parte del tiempo susurrando al oído mentiras. Cosas como "estás solo", "Dios no se preocupa por ti", "tú no mereces pasar por esto", "Dios no existe", 'eres un tonto por confiar en Dios".
Pero no desistas. La mejor arma contra el enemigo es la alabanza y la adoración. Si piensas que ya no puedes continuar, alaba a tu Señor. Si crees que no hay una salida, alaba. Si estás pasando por la peor de tus pruebas, alaba, adora a tu Señor.
8. La adoración conduce a otros a Dios
Debemos ser un testimonio vivo de la obra de Jesús en nuestras vidas. Cuando estamos afligidos es el mejor momento de reflejar la imagen de Cristo a los demás. Cuando los demás ven que hemos cedido el control y que estamos en paz, suelen también maravillarse ante nuestro Dios porque ellos también perciben la paz que tienes ahora. Esa que sobrepasa todo entendimiento.
Durante tu tribulación, ellos pueden ver claramente que eres diferente. También querrán, si es voluntad de nuestro Dios, tener esa paz en tiempos difíciles.
Es así como ellos también desearían tener esperanza. Por nuestra parte será un privilegio poder compartir el hecho de que no estás sola o solo en estos momentos de tribulación.
9. Dios es digno de adoración
Debemos adorar a nuestro Dios sencillamente porque Dios es digno de toda adoración. Ya sea que nos haya concedido ese trabajo o no, Dios siempre es digno de adoración. Es decir, no vas a adorar solo porque Dios complace tus peticiones. No se trata de una adoración condicional.
Ahora que conoces la importancia de adorar en tiempos malos, ¿tomarás tu tiempo de adoración más en serio? Puede que no encuentres suficiente tiempo durante el día para alabar y adorar a Dios. Pero si mantienes la práctica diaria de la alabanza y la adoración, pronto te encontrarás más susceptible a las cosas de nuestro Padre. Podrás sentir su presencia más fácilmente y esto, esto no tiene precio.