La sabiduría es definida como un amplio conocimiento y destreza al actuar con prudencia y juicio. La sabiduría también es desarrollada junto con la inteligencia, la capacidad natural de la mente para aprender y razonar sobre algo, llegando a una conclusión lógica y realista.
Para nosotros la sabiduría muchas veces es vista como un atributo propio de una persona, o un reconocimiento ganado con mucho esfuerzo. Pero para Dios nuestra sabiduría es vana, porque tiende a enfocarse en el homenaje de los hallazgos del hombre, no en la sabiduría que viene de lo alto.
Salomón, el hombre más sabio que ha pisado esta Tierra, le pidió al Señor que le diera sabiduría, pero… ¿Qué sabiduría le dio Dios a Salomón? Él recibió los saberes en el Espíritu. Es decir, el conocimiento que glorifica a Dios, centrado en pensar y descubrir la ciencia a través de los ojos del creador; no queriendo jactarse de frases bonitas con deducciones sensatas. Salomón adoraba a Dios a través de sus conocimientos, un claro ejemplo de la sabiduría divina.
Versículos que revelan la sabiduría de Dios:
<<Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie>>. Santiago 1:5
La verdadera sabiduría proviene de Dios, y es dada sin reproche. Dios es un Padre que alimenta a sus hijos, no solo de pan, también de conocimiento para que les vaya bien y sean renovados cada día por la verdad de Cristo.
<<Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata>>. Proverbios 16:16
La sabiduría y la inteligencia son más valiosas que toda piedra preciosa. Que nuestro orgullo y razón de ser sean la hermosa comunión con Dios, discernir Su Palabra y encontrar la felicidad profunda en Cristo.
<<De tus preceptos adquiero entendimiento; por eso aborrezco toda senda de mentira.Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero>>. Salmos 119: 104-105
Los mandatos de Dios son el pan de nuestro entendimiento, la luz en este mundo corrompido por el pecado. La Palabra de Dios es la perfecta transformación para nuestros corazones hambrientos de la verdad y el manual del plan perfecto de Dios para el mundo.
<<Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio>>. 1 Corintios 3:18
No podemos jactarnos de los avances que hemos descubierto, de alguna forma siempre estuvieron allí. La verdadera sabiduría no se basa en los conocimientos de la ciencia, se basa en cómo estos glorifican a Dios y cómo estos son de crecimiento para nuestro espíritu.
No se trata de cuán inteligente era la humanidad o de lo inteligente que ahora es y será. Esos conocimientos terminan siendo vanidad si no son de alimento para nuestro corazón, nada de ello ha traído felicidad a nuestra alma. Pero la Palabra de Dios sí lo ha hecho.
<<Francamente, mientras más sabiduría, más problemas; mientras más se sabe, más se sufre>>. Eclesiastés 1:18
En el mucho conocimiento hay mucha inquietud, porque mientras más se conoce más preguntas hay. Nuestras mentes se pierden en encontrar respuestas a problemas que a nuestro espíritu le sabe a dolor. La tecnología ha cambiado nuestra forma de vida, pero ¿que ha cambiado en nuestro corazón? ¿Hemos logrado conseguir tener corazones que amen y sean alegres en todo momento? No… Pero la sabiduría que da Dios sí lo hace.
<<El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez>>. Proverbios 14:29
La calma es de Sabios, actuar a su debido tiempo, primero analizar y después actuar. Pero esa calma paciente no se debe a una taza de té con propiedades tranquilizantes, esa paz es uno de los frutos del Espíritu, una manifestación de la gracia de Dios en nosotros. No proviene de nuestro entorno, proviene de nuestro interior.
<<Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor>>. Efesios 1:17
Para recibir esa sabiduría celestial debemos conocer al Padre. Cree en Cristo y recibirás los frutos del amor de Dios en tu vida, y con ella la sabiduría divina.