¡Dios lo sabe todo! A veces ignoramos que Dios es el omnisciente, de Su boca nace la sabiduría y todo cuanto existe. ¿Realmente crees que no puede escuchar lo que piensas y ver lo que haces? Él sabe hasta cuantos cabellos hay en tu cabeza, tus pasos están contados, tú guardas el soplo de vida con la que Él creó la humanidad.
Y si no te parece suficiente: Dios escudriña tu corazón. Nuestro Señor no mira como los hombres, los hombres solo ven lo físico, Él conoce nuestros corazones y todo lo que pensamos y hacemos.
Los pensamientos del Padre son más grandes que los de nosotros y Sus caminos más altos. Tu vida está en las manos de Dios, eres un vaso de barro hecho por el alfarero, una pieza más en Su creación perfecta.
“Que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo”. 1 Juan 3:20
¿Cuál es tu misión en la vida?
Tenemos una mente propia, somos los únicos seres de la creación capaces de analizar, crear, y, desdichadamente, también somos los únicos que pecamos. Podemos decidir que cosas hacer a pesar de que no es lo mejor para nosotros, puesto que, nuestras decisiones propias siempre están desenfocadas del plan perfecto de Dios.
Nuestra misión en la vida no es “vivir como queramos”. Cuando vivimos, como mejor nos parece, tenemos un gran vacío y estamos tambaleando al no tener nuestra roca firme: Jesucristo. Aquellos que conocen a Dios reciben: Bendiciones, perdón de pecados, la salvación y camino a la vida eterna, la Palabra de verdad que nos transforma y un Dios que nos ama. ¿Que no es mejor vivir para glorificar a Dios? Eso realmente es vivir.
“Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios”. 1 Corintios 2:10
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, posee los mismo atributos que Dios porque es Dios. Ese mismo Espíritu examina lo más profundo de nuestros corazones, es una parte de Dios que también mora en nosotros.
“Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda”. Salmos 139: 1-4
Andar en la luz es mejor que andar en las tinieblas
“Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión”. Deuteronomio 30:16
Los caminos del Señor son perfectos. El Señor nos santifica y adopta como Sus hijos, realmente esto significa que somos diferentes a los demás, ya no vivimos para el pecado, vivimos para Cristo, lejos de las cadenas que antes nos amarraban.
Dios desea que la humanidad sea feliz y sabe que esa felicidad solo se puede encontrar en Él y obedeciendo Sus mandamientos, estos fueron establecidos no para castigarnos, fueron escritos para apartarnos de aquello abominable que nos da tanta tristeza: el pecado.