Nadie está exento de la depresión
La depresión es sin duda uno de los problemas más comunes de nuestro tiempo. Debido al hecho de que la depresión es tan común, ha sido llamada como el resfriado común de las enfermedades emocionales. Según Everett Worthington, "la depresión es una espiral descendente iniciada por la pérdida de control, y empeorada por la falta de energía y el pensamiento negativo". El diccionario define la depresión como "un sentimiento de desesperanza extrema". Esta emoción se manifiesta en las reacciones parecidas a: Todo está perdido, quiero abandonar, no lo puedo hacer.
Nadie, ni aun los grandes líderes espirituales de la Biblia, tampoco estaban exentos de la depresión. El salmista David la experimentó: "¿Por qué te abates, oh, alma mía? ¿Por qué te turbas dentro de mí? "(Salmos 42:5). Moisés clamó, "No puedo yo solo soportar a todo este pueblo; que me es pesado en demasía. Si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte."(Números 11:14-15). Elías, el gran profeta, combatió la depresión sólo un día después de su gran triunfo en el Monte Carmelo, cuando desafió a los profetas de Baal, y vio a Dios contestando a su oración en una manera poderosa.