2020-11-27

En los momentos mas difíciles Dios sigue estando con nosotros. Aun en la tristeza Dios nos instruye con amor y nos consuela. Es importante recalcar que cualquier conclusión que hagamos sin tomar en cuenta quién es Dios y cómo obra nos puede confundir y hacernos pensar que a Dios no le importa lo que sentimos.

Claro que a nuestro Señor le importa cómo nos sentimos y también sabe en qué momento actuar y cómo. A veces nosotros mismos intervenimos en la obra de Dios para nosotros cuando nos ahogamos en nuestra tristeza y no procuramos buscar consuelo en la Palabra.

Cuando vamos a la Biblia vemos que Jesús también lloró y se entristeció. En Juan 11 nuestro salvador se turbó, sufrió la pérdida de su amigo Lázaro. Nuestro Señor no es un Dios antipático, Dios es amor. Cristo también lloró en situaciones difíciles demostrándonos ser 100% Dios y 100% hombre.

“Cuando María llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.  Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.  —¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron.  Jesús lloró” (Juan 11: 32-35)


El Señor nos levanta cuando estamos débiles


No debemos temer ante las dificultades, tenemos al Dios Todopoderoso que cuida de nosotros y nos protege en todo tiempo. El problema está cuando dejamos de mirar a Cristo y nos centramos en cualquier cosa que no es Su Palabra. El Señor nos dice:

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)

Si el Gran Yo Soy es nuestro sustento y está al pendiente de todo por lo que pasamos, no tenemos por qué desmayar.

Cuando vemos Su amor e infinita misericordia y Sus mandatos en los cuales encontramos gran gozo y bendición comprendemos que nuestra tristeza y angustia se terminaran y tendremos alegría en nuestro Señor. 



En Él tenemos paz

“Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” ( Juan 16:33).
A pensar de que el mundo nos regala mil y una razón por las cuales estar tristes, angustiarnos y perder los estribos; hay una que es más fuerte que todas ellas y nos dice que seamos felices: Cristo fue crucificado para salvarte y darte la alegría de ser salvo.

La salvación en Cristo elimina toda tristeza y dolor 

¿Qué es realmente la salvación en Cristo? ¿De qué somos salvos en Cristo?
La salvación es el perdón de nuestros pecados y camino a la vida eterna.  
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios” (Juan 3:36). 
Saber que somos salvos y que Dios está con nosotros y nos bendice nos trae paz y alegría.