Dios es amor. Así está escrito en la Biblia: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (Juan 4:8).
De la misma manera Jesucristo nos dejó claro que debemos amarnos unos a otros como él nos ama, y eso lo podemos leer en Juan 13:34-35:
"Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. 35 De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”.
¿Puedes imaginar el amor de Dios?
No podemos ni siquiera imaginar el gran amor que Dios tiene por nosotros. Además, ¿cómo podemos amar a los demás, si no comprendemos ni tan solo un poquito su inmenso amor?
Por esta razón, debemos pedirle al Todopoderoso que nos de la mente de Cristo, que nos proporcione un corazón capaz de entender y sentir su amor incondicional y sacrificial.
Justicia sin misericordia es brutalidad
Digo esto porque en ocasiones queremos ser más justicieros que la justicia y juzgamos a los demás y queremos que, por su mala conducta o acción reciban su merecido. Pero Dios, al ser en esencia amor, también es misericordioso y por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Calvario, Él perdona nuestros pecados y podemos en oración acudir sin manchas ante él.
Por lo tanto, en vez de buscar que los demás reciban su merecido, demos una milla más y amemos tal y como él nos ama a nosotros. Por supuesto, dejemos que se manifieste Su gran amor en nuestra vida. Esto es porque a veces estamos tan inmersos en nuestros problemas que olvidamos por completo que Dios nos ama y quiere bendecirnos, pero seguimos empecinados en mantener una actitud quejumbrosa y terminamos contristando a su Santo Espíritu.
¿Cómo puedes sentir el inmenso amor de Dios y cómo puedes amar a los demás?
La respuesta: el Espíritu Santo te capacitará para que tú también puedas amar incondicionalmente. Parece difícil, pues cada día nos encontramos con personas que parecen estar todo el tiempo enojadas. Personas que ofenden al hablar y son muy difíciles de tratar. También podemos encontrarnos con situaciones que no podemos manejar, y es cuando sentimos que Dios no nos ama, que no nos escucha, que nos ha abandonado.
Entonces, ¿qué debes hacer?
Tal y como te lo hemos dicho un poco más arriba, pídele a Dios que te dé un corazón nuevo, uno que pueda sentir compasión por los demás; un corazón que permanezca firme y confiado aun cuando las cosas parecen empeorar. De hecho, si leemos los versículos 7 y 8 de Juan veremos que suena más a una amonestación:
"Amados, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios; y todo aquel que ama nace de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor".
Esa porción poderosa en la Biblia nos dice muy claro que, si no eres capaz de amar a los demás como Dios manda, no hemos conocido a Dios, porque Él es amor.
Ahora, ve a tu habitación o lugar apartado y pídele a Dios que te ayude a mostrar amor incondicional por los demás y que te permita también recibir su amor, porque sin duda Él te ama y quiere bendecirte, ¡déjate amar por Dios!