Doctora que estuvo muerta nos cuenta su experiencia sobrenatural

De Ida y Vuelta al Cielo

Su libro "To Heaven and Back" (Ida y Vuelta al Cielo) ha estado en la lista de best-sellers durante más de dos años.

Este es un resumen de la experiencia de la Dra. María Neal.

Según cuenta Mary, ella y su marido son personas muy atléticas que disfrutan pasar el tiempo al aire libre. Han estado haciendo kayal por muchos años. Han hecho kayak en algunos ríos de los Estados Unidos y también han remado internacionalmente. Así que decidieron ir a Chile para hacer kayak con unos amigos que son unos profesionales de este deporte. Ese día mi esposo no nos acompañó por problemas con su espalda, así que prefirió quedarse en el hotel.

"Decidimos hacer kayak en una sección de un río que es bien conocida por sus cascadas, y con esto quiero decir, caídas de diez a quince pies. Estas cascadas son un reto para un kayakista, pero no eran excesivas, sin duda estaban dentro de nuestras habilidades.

El río es bastante ancho, con un tremendo volumen, tremendas corrientes. Escogimos la parte más peligrosa del río, la cual tiene altas cascadas y corrientes muy rápidas. Decidimos pasar por una cascada pequeña, la persona que estaba en su kayak delante de mí se fue hacia ella, pero su kayak se atascó y yo ya estaba en la corriente, por lo que me hallaba comprometida a seguir. Me desvié hacia la izquierda para evitarla y me acerqué la cascada principal, que, como ya he dicho, tenía un enorme flujo de agua.

¡Oh, Dios mío!, ¡Dios, sácame de esto!

Mientras iba por la parte superior, pude ver que en la parte inferior no había ninguna salida. Supuse que me golpearía con la parte inferior, y si me volteaba, probablemente no iba a poder enderezar el kayak...Esto nunca es una experiencia agradable, pero sin duda es parte del kayak. No habría sido la primera vez que me había sucedió.

Mary creció rodeada de agua. Prácticamente creció en un bote y le encanta el agua. Pero siempre temió morir ahogada, siempre pensó que era algo aterrador y horrible.

Cuando llegué a la parte inferior de la cascada, el frente de mi kayak quedó atrapado entre las rocas bajo el agua. Yo estaba completamente sumergida -probablemente a ocho o diez pies bajo el agua. Uno de los chicos que me buscaba pasó justo por encima de mí y no se dio cuenta.

Pero yo no estaba aterrorizada. De hecho, cuando esto sucedió, yo estaba muy tranquila. Soy una cirujana de columna. Estoy acostumbrada a situaciones de alto estrés. Y ciertamente no era la primera vez que estaba bajo el agua con mi kayak. De inmediato traté de liberarme, pero no podía mover las piernas. El volumen y la fuerza del agua era tal que mi torso estaba completamente pegado a la proa de mi kayak. No podía moverse en absoluto.

Soy muy pragmática, reconocí mi situación. Yo sabía que estaba demasiado lejos de la orilla para que alguien pudiese llegar a tiempo... Aún así, no me entró el pánico y dije: "¡Oh, Dios mío!, ¡Dios, sácame de esto!" Tomé una decisión consciente y pedí que sólo la voluntad de Dios fuera hecha.

Por primera vez en mi vida, me rendí y no traté de controlar el resultado

Sinceramente en ese momento de mi vida -y probablemente por primera vez- me rendí y no traté de controlar el resultado. Muchas veces he orado y luego he dicho: "Hágase tu voluntad", pero creo que muchos de nosotros realmente no tomamos en serio esto. Queremos que la voluntad de Dios se haga, siempre y cuando esta esté en la línea con lo que queremos. Creo que es una cosa muy, muy diferente cuando usted comienza a ceder el control de los resultados. En ese momento, me di por vencida.

Al momento en que me dije eso, me invadió de inmediato con una sensación muy física de estar sostenida, confortada y segura de que todo estaba bien. Mi marido iba a estar bien. Mis niños pequeños estarían bien si yo vivía o moría.

Creo que Jesús me sostenía. Me tomó mucho tiempo contarlo a otras personas, porque parece presuntuoso. ¿Por qué Jesús estará allí conmigo? Pero este reconocimiento fue en realidad uno de los aspectos más profundos de esta experiencia. No tengo las palabras para explicar cómo sucedió. Pero me di cuenta de que Cristo me sostenía, y Cristo sostendría cualquier persona.

...Yo sabía que había estado bajo el agua demasiado tiempo para estar viva. Había estado sumergida por 14 minutos, pero me sentía más viva que nunca... Aún podía sentir el agua. Todavía podía sentir mi kayak. Podía sentir como la corriente tiraba poco a poco mi cuerpo sobre la proa del kayak. De este modo pude sentir mis rodillas se doblan hacia atrás y se rompían los ligamentos y se desgarraban. Mis piernas estaban rotas, estaba prácticamente muerta. Pero yo no tenía dolor. No tenía miedo. No tenía terror. Me sentí muy bien.

Yo no quería regresar

Entonces sentí que mi cuerpo se separaba del kayak, mi cuerpo estaba saliendo, pude sentir mi espíritu alejarse de mi cuerpo y me elevé y salí del río. Un grupo de ángeles o espíritus me recibían con gran entusiasmo y me llevaban por un camino maravilloso lleno de paz y belleza. Tenían forma física-cabeza, brazos, piernas y que llevaban puesto algo así como túnicas. Eran absolutamente brillantes, radiantes. Y exudaban este increíble amor. Mi espíritu se liberaba y seguía caminado junto a los ángeles o espíritus que me recibieron, pero al mismo tiempo desde donde me encontraba, veía cómo trataban de revivir mi cuerpo en la orilla del río; fue cuando supe que había muerto, estaba muy contenta, sin miedo, celebrando mi llegada al Cielo y créanme que no tenía ni el más pequeño deseo de volver a la vida terrenal...

Yo estaba amoratada, hinchada y tenía las pupilas dilatadas. No tenía pulso, no respiraba, me gritaban que despertara y que volviera. Era imposible que me salvara después de estar tanto tiempo bajo el agua.

Amaba a mis hijos, a mi esposo y a mi profesión más que a nada; pero eso no se comparaba con la experiencia divina. Todo parecía pequeño comparándolo con el amor de Dios, sentía que su amor fluía por todo mi cuerpo, no quería regresar...

¿Y AHORA QUÉ?

¿Y ahora qué?

De repente un ángel se me acercó y me dijo que debía regresar a la tierra. Dijeron que no era mi tiempo, y que aún tenía un propósito que cumplir ahí.

Me regresaron por el mismo camino y sentí como mi espíritu se incorporaba nuevamente a mi cuerpo.

Volví a mi cuerpo. Al despertar mis amigos me miraban atónitos. En sus caras había una mezcla de alegría y confusión. Entonces yo despierto y estoy consciente y tenía latidos del corazón; estaba respirando, pero estábamos en el medio de la nada, en Chile, en un río que es muy inaccesible. Las personas que estaban tratando de resucitarme estaban muy contentos, pero pensaron: <<La hemos resucitado. ¿Y ahora qué? (me enteré más tarde, por cierto, que estos profesionales habían tratado de resucitar a cientos de personas que se habían ahogado, y yo fui la única con la que tuvieron éxito)>>.

El improvisado grupo de rescate me transportó entre los árboles en una canoa que sirvió de camilla durante varias horas, y al llegar al camino ya me esperaba una ambulancia, fue una constelación de milagros ya que era muy difícil hacer llegar una ambulancia a un lugar tan remoto.

En este punto aún no tenía ningún dolor, a pesar de las múltiples fracturas y roturas de ligamentos. No tenía dolor por casi una semana y media. Realmente me sentí como si tuviera un pie en este mundo y el otro pie en el mundo de Dios.

ESTE HA SIDO EL MEJOR REGALO DE MI VIDA

Mi experiencia sobrenatural ha sido el mejor regalo de mi vida

Estuve recuperándome en el hospital unas 5 o 6 semanas, y aún no podía definir si todavía estaba en el cielo o en la tierra, debido a las conversaciones que tuve ahí con Dios. Me dijo que debía de cuidar de mi esposo, al cual le insistí posteriormente que se hiciera un chequeo médico en el que le encontraron un tumor maligno en el pulmón. Una cirugía salvó su vida por haber sido detectado a tiempo. También me dijo que mi hijo Willie moriría muy joven, ya que estaba a punto de cumplir su trabajo en la tierra y que debía saber que la eternidad era bella y ahí había un propósito que cumplir también. Un poco antes de cumplir 18 años murió instantáneamente en un accidente automovilístico.

Me han preguntado en entrevistas que si alguna vez he sido escéptica y he contestado que sí, lo he sido y que no creería mi propia historia si no hubiera vivido cada momento y cada día de ella.

Estoy segura que cada quien puede sentir la presencia de Dios en cada momento. Haber sido rescatada de las aguas turbulentas del río fue algo muy grande. Los milagros nos suceden a diario en diferentes formas pero son silenciosos.

No veo mi experiencia como un accidente o tragedia, sino como un regalo muy grande que nunca hubiera imaginado recibir, ¡no cambiaria ni un segundo de lo que he vivido!

La Dra. Mary Neal nos cuenta su experiencia sobrenatural

Antes de su experiencia cara a cara con la muerte, la Dra. Mary Neal, una mujer casada, con cuatro hijos y una profesión absorbente; no le quedaba tiempo para tener una relación personal con Dios, hasta que un accidente le hizo ir al cielo de ida y vuelta. Este viaje inusual, le cambió la vida.

En 1999 la Dra. Neal, una cirujana ortopédica de columna certificada, se ahogó mientras hacía kayak en la región de Los Ríos al sur de Chile, cuando quedó atrapada debajo de una cascada y al parecer, se ahogo. Ella experimentó la vida después de la muerte. Mary estuvo muerta por más unos 30 minutos; en ese lapso fue al cielo, conversó con Jesús, experimentó el amor de Dios y regresó. Pero no sólo eso, ella volvió a la Tierra con instrucciones específicas para el trabajo que le quedaba por hacer.

Ella ha experimentado en su vida preciosos milagros en los que ella ha sentido la intervención de Dios. Su historia le ha dado a miles de personas razones para vivir, razones para mejorar su relación con Dios.