¿Sabías que las personas que lloran al ver una película son más fuertes emocionalmente?

2020-12-30


En un mensaje que pone en práctica al visitar uno de los barrios más violentos de Río de Janeiro, el papa Francisco le muestra al mundo su lado rebelde, al instar a los jóvenes católicos a sacudir la Iglesia y armar un "lío" en sus diócesis.

En sólo cuatro meses como pontífice de la Iglesia católica, el papa Francisco ha roto las reglas del Vaticano: se deshizo de su escolta de seguridad para poder acercarse a su rebaño. En su primer viaje internacional como papa ha recibido muestras de que sus fieles aprecian el gesto.

Este viernes ha llegado más allá, al visitar un grupo de jóvenes presos. También escuchó las confesiones de algunos jóvenes católicos, y luego se dirigió a la playa de Copacabana para presidir el Vía Crucis de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.

Apodado "El papa del barrio" por su labor con los pobres, el papa Francisco recibió una acogida entusiasta en la barriada Varginha. Un barrio tan violento que se conoce como "la Franja de Gaza". Al llegar el papa parecía estar en su casa, caminando entre la multitud, vitoreando y besando a bebés jóvenes y ancianos, y les decía: "La Iglesia católica está de su lado".


"¡Nadie puede permanecer insensible a las desigualdades que persisten en el mundo!", dijo el papa a la multitud, quienes desafiaron la lluvia fría.


Sin embargo, la sorpresa se produjo cuando el pontífice expresó a los tres millones de jóvenes que se encontraban en la playa Copacabana su deseo de que los jóvenes hicieran un lío en sus diócesis y los exhortó a lanzarse a las calles para propagar la fe. "Quiero ver a la Iglesia acercarse a la gente. Quiero deshacerme de clericalismo, lo mundano, de encerrarnos a nosotros mismos en nuestras parroquias, escuelas o estructuras", dijo el papa a la juventud."Ninguna paz será duradera, ni tampoco la armonía y la felicidad, en una sociedad que ignora, empuja a los márgenes o excluye una parte de sí misma". Un mensaje dirigido a revertir el declive en el número de católicos en la mayor parte de América Latina, quienes salen de la Iglesia católica para unirse a congregaciones pentecostales y evangélicas, las cuales tienen una enorme presencia en las favelas o barriadas como Varginha.


Al visitar la barriada Varginha, el papa Francisco sigue los pasos de Juan Pablo II, quien visitó dos de esas favelas durante un viaje a Brasil en 1980. La Madre Teresa visitó Varginha en 1972. Sus Misioneras de la Caridad han mantenido su presencia en la barriada desde entonces.

Al igual que la Madre Teresa, Francisco llevó su propia historia personal en su visita: como arzobispo de Buenos Aires, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio predicó con frecuencia en los barrios pobres arruinados por la pobreza de su ciudad natal, poniendo en práctica su convicción de que la Iglesia católica debe ir a las periferias más lejanas para predicar y no sentarse y esperar a que los más marginados acudan a la misa dominical.

Francisco criticó lo que llamó una "cultura del egoísmo y el individualismo" que impregna la sociedad actual, exigiendo que,  los que tengan dinero y poder compartan sus riquezas y recursos para combatir el hambre y la pobreza.

"Sin duda, es necesario dar pan al hambriento. Esto es un acto de justicia, pero también hay un hambre más profunda, el hambre de una felicidad que sólo Dios puede satisfacer", dijo.


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