Piensa en la adoración como un árbol. La raíz es la Escritura que lees cada semana, y es la base sobre la que crece todo. Luego hay ramitas y ramas más grandes, y todas tienen algo que ver con la forma en que expresas tu fe. Espera, te lo explico:
¿Has oído hablar del poder de la adoración? La adoración es una de las herramientas más grandes y más olvidadas que tenemos como creyentes. El poder de la adoración es simple y llanamente liberador. La alabanza es una de las armas más poderosas contra el enemigo.
La vida en Cristo consiste en aprovechar el poder de la adoración. Hay más poder en la adoración de lo que podemos imaginar, pero debemos presentarnos ante Dios confiando plenamente en él, porque incluso un momento de vacilación es una señal de desconfianza en nuestro Dios.
A pesar de las dificultades a las que nos enfrentamos es vital no dejar nunca de alabar y honrar a nuestro creador. Ser transformado de gloria en gloria es una de las frases bíblicas que significa no dejar nunca de alabar y honrar a tu creador, independientemente de la situación, él nos dará la victoria. Es muy importante entender el poder de glorificar a Dios para vivir una vida victoriosa.
¿Qué es la alabanza?
Alabar es "ensalzar, aplaudir y magnificar". Los creyentes alaban a Dios mostrando adoración, admiración y gloria. Nos humillamos mostrando agradecimiento y admiración a Dios, y nuestros corazones se llenan de amor, adoración y gratitud. Nos lleva al trono de Dios, donde se libera Su poder y Su esplendor.
¿Qué sucede cuando se adora y alaba a Dios?
Cuando alabamos y adoramos al Rey de reyes, somos liberados: se rompen las cadenas, nuestra fe aumenta, los yugos se rompen, pues libera a los quebrantados y somos renovados en el espíritu. Es crítico tener una vida de devoción a Dios a través de la lectura y el estudio de las sagradas escrituras (la Biblia).
Asimismo, Dios ha puesto a nuestra disposición otras armas espirituales para guerrear, como lo son la oración, el ayuno, y el compartir con los hermanos los testimonios de vida y milagros. Comparte también tus dones espirituales para que sean de bendición a otros.
¿Por qué? Porque estas cosas aumentan la fe. Es por nuestras limitaciones y su poder que Él logra lo que nosotros no podemos. Él nos ha ayudado a aceptar que es el único grande en nuestra vida cuando encontramos dificultades que exceden nuestra capacidad, y, lo más maravilloso de todo: Dios las resuelve milagrosamente.
No intentes comprender los propósitos de Dios
No, no trates de comprender, en cambio, confía en Él y obedécelo. El razonamiento humano es tan inferior al de Dios que ni siquiera tenemos que comprender sus planes. Sin embargo, debemos seguir su dirección y en el momento oportuno veremos su mano obrar.
Podemos confiar y seguir a Dios porque Él siempre está presente, a nuestro lado. Siempre está con nosotros y siempre nos conduce al lugar correcto en el momento adecuado. Sabemos por las Escrituras que la tierra está llena de su esplendor, pero está desprovista del conocimiento de la grandeza de Dios. Por eso, es nuestro deber como creyentes conocerlo.
Recordemos, no es lo mismo tener el Espíritu Santo en nosotros, que dejarnos guiar por Él.
Seremos testigos de su poder
Ansiamos ver milagros, pero la realidad es que nuestro Señor y Salvador desea que seamos los agentes del cambio, Él quiere:
- Que sirvamos en lugar de ser servidos,
- Que sembremos las semillas del Espíritu Santo y no las de la carne,
- Que sigamos el ejemplo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,
- Y que nos ocupemos de los asuntos de nuestro Padre Celestial.
En verdad, la vida en Cristo tiene sus desafíos y problemas, pero Dios nos provee de armas espirituales para vencer al enemigo y ganar en la batalla. Nunca preocupándonos por el problema, más bien preocupándonos por el que tiene la capacidad de satisfacer nuestras necesidades: físicas, espirituales, emocionales y morales.
Confiesa con tu boca que PUEDES ser capaz de manejar tu dilema confiando en Cristo, que te fortalece.
El enemigo huye despavorido
He visto cómo los demonios pueden ser expulsados por el poder de la alabanza, ya que hay poder en la adoración, y se da la liberación. Si tienes confianza en Dios, los milagros ocurren sin que los pidas.
Dios quiere que la gente ponga su fe en Él, que le sirva sin reservas y que le proporciones amor desinteresado. La abalanza es excepcionalmente poderosa, y podemos lograr mucho con la adoración en la fe. Todos reconocemos que sin fe es imposible agradar a Dios. Los justos, por tanto, viven después de haber sido justificados por la fe en nuestro Señor y Salvador Jesucristo.