Jesús es un gran maestro. Mientras caminaba como hombre sobre la tierra enseñó con parábolas. De hecho, enseñar con este método tiene como objetivo ayudarnos a comprender y aprender más sobre nuestra vida espiritual.
A través de sus parábolas Jesús lograba conectar mucho mejor con aquellos que le escuchaban. Hoy en día, se les enseña a los niños a través de fábulas que también, al igual que las parábolas encierran una moraleja. Esta es una forma efectiva de enseñar.
¿Qué podemos aprender con las parábolas?
Las parábolas, por ejemplo, pueden enseñar sobre el amor y la amistad, sobre la perseverancia y el autocontrol y sobre la superación de obstáculos en el Nombre de Jesús. También son herramientas maravillosas para enseñar sobre el pasado, el presente y el futuro de alguien o algo. Una de sus parábolas más famosas es la de la oveja perdida:
"Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido”. Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse" (Lucas 15:4-7).
A lo largo de su vida Jesús enseñó e hizo cosas maravillosas en su ministerio. Donde vio la necesidad, la satisfizo. Incluso ahora sigue transformando y restaurando vidas. Pero antes debemos comprender por qué Jesús contó esta historia. Remontándonos a esa época, Jesús estaba cenando con notorios "pecadores".
Él compartía con ellos y mostró su humildad. No obstante, precisamente esa bondad de Jesús lo hacía inaceptable en la élite religiosa judía. Por tanto, fue juzgado severamente. Pero, el amable y bondadoso Jesús les contó la Parábola de la oveja perdida para mostrarle su amor. ¡Cuán hermoso es nuestro Dios! Es el Salvador de gentiles y judíos, de ricos y pobres, de limpios e inmundos. Por eso, hoy puedes aplicar estas parábolas a tu vida.
En esta parábola un pastor pierde una de sus ovejas en el desierto, pero aún conserva 99 ovejas. Pero estas 99 no les preocupa, en cambio, se inquieta por la ovejita que se le perdió. Lo asombroso de esta historia es lo que hace el pastor cuando encuentra la oveja: la lleva de regreso al rebaño y con gran alegría celebra con sus amigos.
Pero, ¿qué enseñanza tenemos en esta parábola?
La parábola de la oveja perdida nos enseña lo siguiente: 1. Dios es amor y va tras los que están perdidos.
En la parábola el pastor es en realidad Dios. Sabemos por otros versículos en la Biblia que nuestro Señor se compara con un pastor. Lo podemos ver en el Salmo 23, "El Señor es mi pastor, nada me falta". También en Ezequiel 34:31, "y afirmó también que yo soy su Dios y que ustedes son mis ovejas, las ovejas de mi prado”. En Juan 10 Jesús se llama a sí mismo el Buen Pastor. Ese pastor que es capaz de arriesgar su vida por una de sus ovejas.
Así es, se trata de un extraordinario pastor que no nos deja solos, que no permite que vayamos por ahí dando tumbos alejados del redil. Él escucha nuestra voz. "Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen" (Juan 10:27). Yo no comprendí este versículo hasta que en un programa de televisión vi cómo se mezclaron varios rebaños de ovejas.
Eran muchas ovejas, cientos y cientos de ellas. Sin embargo, cuando cada pastor comenzó a llamar a sus ovejas, sin ningún problema cada una de ellas acudió al llamado de su pastor sin equivocarse.
Así que, no importa si te has alejado de Dios o si estás inconsciente de su Presencia: Él solo está esperando tu clamor para responderte. Si tienes una pareja, un amigo o algún familiar alejado de Dios, sigue orando porque el Buen Pastor saldrá a buscarlo.