2022-07-28

Todos los que quieran seguirme deben negarse a sí mismos, tomar su cruz cada día y seguirme, dijo Jesús (Lucas 9:23).

Mientras a Jesús lo seguía una multitud, nuestro Señor no solo realizaba milagros y rompía cadenas de opresión, sino que también aprovechaba el tiempo para enseñar tanto a sus discípulos como a la gran cantidad de personas que le seguía.

Estas palabras, pronunciadas en forma de parábolas, eran la forma en que Jesús les enseñaba sobre la fe y los preceptos que debían seguir para vivir una vida en orden, una vida edificante y agradable a Dios.

En Lucas 9:23 menciona un hecho importante que cada creyente en Jesús debe hacer. Esta porción de la Palabra habla de negarse a sí mismo. ¿Pero, que significa esto? Se refiere al proceso de negar la propia voluntad, el razonamiento y todo lo que, como humanos, solemos dejar para vivir una vida basada en la fe. Es vital aprender a caminar bajo la voluntad de Dios, seguir el llamado del Padre para nuestras vidas, y comprender su propósito sin cuestionar nada.

Dios nos prepara para la vida

Dios nos dota de habilidades, sueños, metas y planes, pero no debemos anteponernos a Dios. No podemos exaltar nuestras capacidades si no comprendemos primero lo que el Señor tiene reservado para nuestras vidas. Es decir, debemos aceptar a Cristo, entregarle nuestra vida, tomar nuestra cruz y seguirlo, caminar con él.

Esto que Jesús propone, no es fácil. No obstante, muchos seguimos viviendo basados en nuestra lógica humana, pero la verdad es que debemos vivir por fe. Debemos dejar de lado a nuestro viejo hombre, que está lleno de argumentos y pensamientos incrédulos que nos alejan de Dios.

Identifica tu cruz y síguele

Examínense a ustedes mismos y pónganse a prueba para ver si están firmes en su fe. De seguro ustedes saben que Jesucristo vive en ustedes a menos que no pasen la prueba (2 Corintios 13:5).

El Señor nos insiste en que tomemos nuestra cruz cada día y le sigamos. Esto quiere decir que cada uno de nosotros tiene algún pecado, alguna debilidad que nos hace daño y nos aleja de Dios. Solo tú sabes en qué eres débil. Solo tú sabes en qué debes morir para dejar que Jesús viva en ti.

Cuando te concentras en Jesús, entiendes lo que se siente al vivir por fe y dejar tus cargas y luchas en los brazos de un Padre amoroso y misericordioso que solo quiere lo mejor para nosotros. Deja que Él sea quien obre en tu vida.

Haz el compromiso

Cuando te comprometas con Jesús, te encontrarás con batallas que quizás antes ni tenías. Cosas que estuvieron ahí por mucho tiempo, pero que no te molestaban. Pero una vez que empiezas una relación con Jesús, el Espíritu Santo comienza a mostrarte las cosas malas que deben ser cambiadas por buenas. Comienza tu transformación para ser igual a Jesucristo.

Al igual que Jesús en la cruz del Calvario, también nosotros tendremos que soportar y entregar la cruz que muchos llevamos a cuesta, que puede ser deudas, conflictos, ansiedad o enfermedades. Todas estas cosas desafiarán nuestra fe.

Por tanto, a pesar de todo, nunca debemos alejarnos del Señor. Como dice la Biblia en Hebreos 12:2: "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios".

Conclusión

Vamos juntos a tomar nuestra cruz, y confiados vamos a seguirle. Vamos a seguir a nuestro maestro, a nuestro mesías, a nuestro único salvador, al que tiene la capacidad de cambiar nuestras vidas y darnos vida eterna.

Por otro lado, recuerda que Satanás siempre intenta desviarnos de la cruz y alejarnos de Jesús. Ignóralo, nunca pienses que tu cruz es demasiado pesada como para que Jesús quiera cargar con ella. No, Jesús te ama, y desea quitarte ese enorme peso que llevas sobre tus hombros. Él ama al pecador, no al pecado, por lo que si le entregas tu vida, Él eliminará esa cruz que no te deja andar, que no te deja pensar ni dormir, ni comer.

Ven a Jesús y renueva tu fe cada día. Busca la inspiración del maestro y deja que Él llene tu alma. Él es el único ser que te puede cambiar. El único ser que te ama tanto que estuvo dispuesto a dar su vida por la tuya.