CONTINUACIÓN...
[...] No creo en la monogamia, creo en la lealtad, en mis sensaciones, en lo que siento y dejo sentir a mi cuerpo.
No creo en el castigo ni en el pecado. No creo en como crecí creyendo que todo era pecado, hasta mi cuerpo. De hecho, no creo en cómo la Biblia nos manipula en algunos de sus pasajes para tener remordimientos, culpa y sobre todo MIEDO. Es más, no creo en nada que haya sido hecho por el hombre que me haga sentir perversa, que me haga sentir menos, culpable o avergonzada de mi sexualidad.
No creo en la Iglesia y en cualquier caso, no creo en la religión, pero sí creo en Dios puesto que lo veo en mis ojos a través del espejo todos los días.
No creo en las enfermedades porque he aprendido como sus curas me han sido negadas, escondidas.
No creo en ninguna institución o ley que se dedican a aterrorizarme y quitarme mi dinero.
No creo en al Papa ni en el Vaticano con todo y su riqueza como tampoco creo en los sacerdotes, ya que creo que el ser humano debe disfrutar del amor carnal, del sexo y de preferencia sin esconderse ni lastimando a nadie.
Nací desnuda sin leyes ni religión, esas las creó el hombre; como la Biblia, y tengo la ligera sospecha de que se la inventaron sólo para seguir la manipulación y lucrar a favor de unos cuantos”.
No creo en el castigo ni en el pecado. No creo en como crecí creyendo que todo era pecado, hasta mi cuerpo. De hecho, no creo en cómo la Biblia nos manipula en algunos de sus pasajes para tener remordimientos, culpa y sobre todo MIEDO. Es más, no creo en nada que haya sido hecho por el hombre que me haga sentir perversa, que me haga sentir menos, culpable o avergonzada de mi sexualidad.
No creo en la Iglesia y en cualquier caso, no creo en la religión, pero sí creo en Dios puesto que lo veo en mis ojos a través del espejo todos los días.
No creo en las enfermedades porque he aprendido como sus curas me han sido negadas, escondidas.
No creo en ninguna institución o ley que se dedican a aterrorizarme y quitarme mi dinero.
No creo en al Papa ni en el Vaticano con todo y su riqueza como tampoco creo en los sacerdotes, ya que creo que el ser humano debe disfrutar del amor carnal, del sexo y de preferencia sin esconderse ni lastimando a nadie.
Nací desnuda sin leyes ni religión, esas las creó el hombre; como la Biblia, y tengo la ligera sospecha de que se la inventaron sólo para seguir la manipulación y lucrar a favor de unos cuantos”.
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