De regreso a los Estados Unidos por carretera este sábado 19, pude presenciar lo que oídas había oído y, sinceramente, no lo creía. Ustedes saben, a veces los noticieros exageran. He estado en México, por ejemplo, he escuchado al noticiero CNN en español dar una versión totalmente diferente a lo que CNN en ingles está reportando, y esto sucede frecuentemente en relación a la inmigración y a todo lo que sucede en los países latinoamericanos.
Nuestro viaje fue de 4 horas en territorio mexicano a través del estado de Sonora y, por costumbre, nos paramos cuatro o cinco veces en casetas de pago; o en pequeñas tiendas para comprar agua y cosas que los niños piden a veces, o a cargar el tanque del auto con gasolina.
En la primera parada vi a muchos hombres sentados afuera del “Oxxo” (tienda comercial). Todos con su mochila, mostrando con su rostro y en lo sucio de sus ropas que llevaban ya varios días viajando. La mayoría de ellos trepados en el tren o pidiendo un aventón a los choferes de camiones de carga. Su intención, llegar a los Estados Unidos con la esperanza de cruzar ilegalmente. Fuera de la tienda habría tal vez unos cincuenta hombres haciendo una pausa en su viaje.
En nuestra siguiente parada, la misma escena: alrededor de treinta o cuarenta hombres en su mayoría. Creo que vi tres o cuatro mujeres. Todos ellos aspirantes a inmigrante indocumentado.
Me empecé a fijar a los lados de la carretera cada vez que cruzábamos un pueblo y ciudad pequeña; y si juntásemos todos los pequeños grupos que encontramos, eran cientos, tal vez alrededor de mil personas que se encaminaban hacia los Estados Unidos. Yo nunca había visto esto. Claro, inmigrantes se ven todos los días, pero en esos números, yo nunca lo había visto.
Ya llegando a la ciudad de Nogales Sonora, frontera con Estados Unidos, vi también que el número de personas que están esperando cruzar ilegalmente la frontera era mucho más alto que la cantidad usual que acostumbramos a ver.
Baje del auto e intenté hablar con algunos de ellos. Esto les pregunté y esto me contestaron:
― ¿Viste a mucha gente en el camino que quieren cruzar para el “otro lado”?
― Sí, jefe, muchos. El tren venía llenito. Por eso, mejor nos bajamos en Hermosillo y pedimos “raite” a un trailero.
― ¿Ya has cruzado antes?
― Así es, pero me deportaron, pero aquí vamos de nuevo, ¡je je je!…
― ¿Pero por qué vendrá tanta gente al mismo tiempo? Yo vi muchas personas en el camino…
― Es que dicen que los gringos están dejando cruzar a todos… Que no la hacen de “tos” (no los detienen).
― Pero ¿quién les dijo eso?
― Pues la gente, los coyotes (traficantes de humanos). Allá en el pueblo nos llamaron unos primos y nos dijeron que “ahora o nunca”; que están pasando por “trocadas” (por multitudes), y que “la migra” los está dejando pasar, se hacen de la vista gorda.
― ¿Será verdad?