2024-05-07

 

DR JAVIER RÍOS NO PUEDE CONTESTAR PREGUNTAS MÉDICAS O CONSULTAS POR INTERNET. SI USTED SIENTE ALGUNO DE ESTOS SÍNTOMAS, POR FAVOR, CONSULTE A SU MÉDICO LOCAL. ESTA ES UNA PUBLICACIÓN CON FINES INFORMATIVOS.

 

 

Soy un médico especializado en medicina familiar. Terminé la escuela de medicina en la Ciudad de México y realicé estudios de postgrado en California. 

Durante estos años la enseñanza era totalmente laica. Aprendí –convencido– que venimos del mono y, que la evolución es el origen de las especies. Que el riñón y el intestino delgado trabajan a tal perfección, todo debido a la evolución y en la evolución no hay Dios, no hay Fe, ni hay milagros. Eso me enseñaron, pero ya no creo de esa manera.
 
Tres años antes de terminar la residencia de medicina familiar, fui testigo de una paciente que se curó de un agresivo cáncer en su cadera. Por muchos años no supe cuál fue el destino de esa mujer: creí que había muerto, para darme por enterado después, que ella seguía viviendo y estaba al lado de su familia. Su nombre es la señora Price. También fui testigo de la milagrosa cura de un amigo mío de un melanoma linfático, que es esencialmente mortal; la desaparición de una deformidad venosa del cerebro de mi paciente Luiza González; la cura total de un tumor de riñón de la señora Lizárraga, y el más reciente de mis casos es de Elvira, una joven mujer que yo estaba tratando por un tumor del pulmón y minutos antes de la cirugía, el radiólogo habla con el Dr. Del Río y la cirugía es cancelada porque ella ya estaba bien y sin tumor. 
 
La lista puede extenderse a decenas de pacientes, de los cuales, yo he sido testigo de una recuperación médicamente inexplicable. Estos sucesos científicamente imposibles se han empezado a estudiar en un gran número de universidades dentro y fuera de los Estados Unidos. Los hallazgos han sido consistentes en todos los pacientes, y el éxito ha variado desde bueno a excelente. Por ejemplo, se ha descubierto que los pacientes con SIDA que tienen Fe y que acuden en forma regular a la Iglesia, tienen un conteo de células blancas de defensa de infecciones CD4, más altas que los pacientes que no tienen Fe. También se sabe que los pacientes que hacen una oración antes de la cirugía, tiene una recuperación más rápida. La lista es interminable. Todos hemos presenciado algún tipo de recuperación milagrosa o de un acto de Fe inexplicable.
 
La Sra. Price, la Sra. Lizárraga, Elvira, Luiza, mi amigo y todas las personas que yo conozco; tienen algo en común. Todos leían en forma persistente el Salmo 91. En esta nota bíblica las promesas y la confianza que brinda a quien tiene Fe, es altamente reconfortante. Esta confortabilidad es la convicción de esperar algo bueno en el futuro, cuando el presente es malo. 
 
 
 
 
Dr. Javier Ríos

 

 

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