Cuando te detienes a pensarlo, la vida de un creyente puede ser bastante dura. El egoísmo nos tienta a cada paso. Las pasiones, como la ira o el orgullo, pueden descontrolarnos fácilmente. El mal nos acecha en cada esquina, listo para desviarnos. Incluso nuestros mejores esfuerzos para seguir a Cristo a menudo resultan en el fracaso más que en el éxito.
¿No es de extrañar que tantas personas abandonen su fe como forma de vida después de probarlo durante una temporada? Afortunadamente, la vida con Cristo es mucho más que sus dificultades. La Biblia habla de ella como un viaje de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad y del miedo al amor y la esperanza.
En otras palabras, es un peregrinaje que comienza con la fidelidad -siguiendo a Cristo dondequiera que nos lleve- y termina con la victoria -sabiendo que Dios ha vencido al mundo y ha ganado nuestro futuro eterno-. En el medio hay escollos y desafíos en abundancia, pero estos no pueden derrotarnos ni impedirnos seguir a Cristo.
Esperanza frente a la desesperación
La esperanza es lo contrario de la desesperación, significa la ausencia o falta de esperanza. La desesperación puede surgir por diversas razones. Por ejemplo:
Una persona puede haber sufrido una serie de pérdidas o decepciones dolorosas, o haber alcanzado un estado de fatiga avanzada en el que se siente demasiado agotada o pesimista para continuar. Podemos sucumbir a la desesperación ante un problema aparentemente insuperable.
Por otro lado, tal vez nos encontremos en medio de una crisis importante, o estemos sufriendo una profunda tristeza como consecuencia de la muerte de un ser querido, una relación rota o un grave revés económico. Déjeme decirle que la desesperación también puede ser el resultado de una crisis espiritual en la que hemos perdido nuestro sentido, propósito y conexión con Dios. Cuando nos sentimos abandonados por Dios, es fácil abatirse y perder la esperanza.
La esperanza ante la duda
A diferencia de la desesperación, la duda es la ausencia de convicción. Surge cuando tenemos preguntas o preocupaciones sobre la corrección de nuestras creencias, la fiabilidad de Dios o la viabilidad de nuestras esperanzas.
La duda puede ser el resultado de una crisis de fe reciente, o puede estar presente desde que nos convertimos en creyentes. La duda es una parte normal de la vida en Cristo, porque por encima de toda esta es una cuestión de fe.
A pesar de todo lo que podemos saber sobre Dios y la Biblia por medio de nuestros cinco sentidos, la mayor parte de lo que creemos está más allá de nuestra capacidad de probar o refutar. Debemos confiar en Dios y en sus promesas, incluso cuando nuestro intelecto o nuestras emociones nos digan que las cosas no tienen sentido o no parecen funcionar.
En definitiva, a pesar de que las dudas son normales, debemos esforzarnos por superarlas, porque pueden conducir a un patrón destructivo de retroceso espiritual.
Esperanza ante el dolor y la pérdida
La pena es la tristeza que sentimos cuando muere algo o alguien a quien queremos. Una muerte en la familia, la pérdida de un amigo cercano o de un colega, o el fin de una relación significativa pueden desencadenar una respuesta de dolor.
El duelo también puede surgir por la pérdida de un sueño o de una empresa, como el hecho de no conseguir entrar en la universidad deseada o perder un trabajo. Una persona puede incluso afligirse por la pérdida de un ideal apreciado o la muerte de una falsa esperanza.
Sin duda, el duelo puede hacernos sentir desesperanzados, pero es importante recordar que se trata de una emoción temporal. No podemos esperar volver a la normalidad de inmediato; lleva tiempo procesar la muerte de un ser querido o la pérdida de algo importante. Sin embargo, con el tiempo, el dolor del duelo se desvanecerá y podremos volver a mirar al futuro con esperanza.
De hecho, el proceso de duelo puede ayudarnos a recuperar la esperanza al ralentizar nuestra vida lo suficiente como para que podamos hacer algunos ajustes necesarios y curar nuestras heridas.
Esperanza ante la incertidumbre
El intento de predecir y controlar todos los aspectos de nuestra vida es un signo seguro de incertidumbre. Podríamos intentar gestionar nuestras finanzas previendo lo que esperamos ganar, gastar y ahorrar; o nuestra salud trazando cada paso de un régimen de ejercicio diario; o nuestras emociones llevando un registro detallado de lo que nos hace felices o infelices.
Si somos capaces de seguir este rígido programa cada día, cada semana y cada año, podemos sentirnos muy seguros y protegidos. Pero, al mismo tiempo, nos estaremos negando la posibilidad de disfrutar plenamente de la vida. Si somos demasiado rígidos, nos encontraremos inevitablemente con dificultades para hacer frente a la vida cuando esta no se desarrolle según lo previsto.
Es decir, cuando surjan desafíos u oportunidades imprevistas, nos encontraremos mal equipados para afrontarlos. En tales circunstancias, es probable que nos invada la incertidumbre y la duda. Si no somos capaces de hacer frente a lo que ocurre, podemos sentir una necesidad desesperada de controlar nuestras circunstancias, pero no tenemos ni idea de cómo hacerlo. Como resultado, nos veremos rápidamente abrumados y paralizados.
Resuelve tener esperanza pase lo que pase
Cuando te enfrentas a una enfermedad que pone en peligro tu vida, todavía puedes tener esperanza, cuando te enfrentas a la pérdida de un ser querido y todavía puedes tener esperanza, cuando te han decepcionado, aún tienes esperanza; cuando parece que todo está perdido, todavía tienes esperanza.
Quiero que sepas que tu esperanza no se basa en nada que veas, sientas o toques. Se basa únicamente en las promesas de Dios, su gracia y el poder del Espíritu Santo para transformar tu vida y sostenerte en tus momentos más oscuros.
Tu esperanza será la fuerza que necesitas para perseverar en tus momentos más difíciles y la luz que te sacará de tus situaciones más oscuras.
Conclusión
La esperanza es algo que todos anhelamos, pero también es una parte esencial de la vida en Cristo. Si no tenemos esperanza, nos faltará la fuerza para perseverar en nuestras luchas y la luz que necesitamos para salir de la oscuridad.
No importa lo que estés afrontando, decídete a tener esperanza, Queremos que sepas que Dios está contigo en cada paso del camino.