La infidelidad en la mujer

¿Qué es la infidelidad?

La infidelidad

La infidelidad se define cuando uno de los cónyuges rompe el compromiso de lealtad sentimental contraído. Es decir, es la traición a una promesa pactada por la pareja. Pero teniendo en cuenta que esta promesa incluye el AMARSE y RESPETARSE. ¿Puedes entenderlo?

Cuando tu marido te conoció eras dulce, cariñosa, detallista: una mujer muy distinta a la que eres hoy. Sin embargo, ahora ya casados: eres una mujer histérica, que le vive gritando a tus hijos y a tu marido.

¡Tu marido te creyó! Pero la verdad es que te disfrazaste de manso corderito y aparentaste ser la mujer que en realidad no eres. Es común tener otra cara que no mostramos en público. Pero en la intimidad del hogar, no podemos fingir.

Es más, es probable que hasta tú hayas sido engañada, cuando tu marido te dijo que no iba a tomar más.

No pienses que soy otro Sigmund Freud, y le estoy echando la culpa a la mujer. Pero existen más casos de infidelidad en la mujer, ya que la infidelidad no siempre tiene que ver con el sexo o la pasión.

La importancia del noviazgo

¿Fueron ambos sinceros durante el noviazgo?

Ciertamente, en el noviazgo algunas veces no somos sinceros: nos ocultamos la verdad. ¿Por qué lo hacemos? ¿Pensamos que jamás nos daremos cuenta de nuestros defectos?

Sin embargo, ¿sabes cuándo eres infiel? Eres infiel a tu marido, cuando permites que tu madre, tu padre y toda tu familia se metan y opinen en sus asuntos de pareja. En ese momento, le estás siendo infiel a tu marido…

Le eres infiel a tu marido cuando tienes un problema de pareja y se lo cuentas a tus amigas. Sí, cuando le cuentas tus problemas a tus amigas: estás siendo infiel a tu marido. Mejor ve a terapia familiar.

¿Quién tiene la culpa?

Eres infiel cuando comienzas a restarle importancia a tu pareja. Cuando sin querer le haces creer que la familia y tu trabajo son más importantes que él…

Pero… ¿De quién es la culpa en realidad?

La culpa no es tuya. Tú no eres mala. La culpa la tiene la forma en que fuiste criada. Me explico, si cuando niña veías a tu mamá hablar mal de tu papá, lo acogiste como bueno y normal. Lo mismo pasaba cuando tu papá le hablaba mal a tu mamá, quizá entendías que tu mamá se lo merecía y que tu papá le hablaba mal porque era hombre, y “los hombres son así”.

Lo mismo ocurrirá cuando trates de educar a tus hijos. Utilizarás los mismos chantajes y recurrirás a la lástima: “pobrecita mi mamá, está sufriendo por culpa de mi papá”. Lo triste es que le pasaras esta enseñanza equivocada a tus hijos, y estos a su vez a sus hijos, y continuará de generación en generación.

Ahora te pregunto, ¿Has sido infiel?