Ahora, ahí sentado, sentada enfrente de tu computadora, después de leer esto: cierra tus ojos, inclina tu rostro y únete en oración con todos aquellos que también están leyendo…
Yo pido a Dios que te bendiga, y tú pide a Dios que bendiga a aquel ser humano que no conoces, pero que está atravesando por una situación similar a la tuya, o aún más grave. Y unidos en el espíritu a Jesús, levantemos nuestra voz a Dios:
Padre eterno, dador de amor y bondad, de paz y fortaleza. Santo Dios fiel y verdadero, mira a mi hermano y a mi hermana que desde el fondo de su corazón gritan en desesperación por una respuesta. TÚ ERES EL DIOS DE LOS MILAGROS, el que abre camino en medio de la mar y que levanta al pobre y al necesitado.
Te pedimos que tu maravillosa luz llene la vida de aquel que te necesita, de aquel que en este momento está clamando por una respuesta. Señor, da libertad, sanidad, quebranta el poder del enemigo. Saca a mis hermanos de toda confusión, abre los ojos de los hijos para que se vuelvan a sus padres, sea deshecha toda división familiar. Sana a niños que estén sufriendo en los hospitales. Sana a aquellas personas que sufren de una aflicción que atenta contra sus vidas. Especialmente en este día, te pedimos que des fuerza, entereza, paz y multipliques la alegría de (nombre de la persona aquí). Da sanidad completa a su cuerpo.
Ponemos todas estas peticiones ante ti Padre, en El Santo Nombre de tu Hijo, Jesús.