Jesús está dispuesto a sanarte. Y no tan solo está dispuesto, Él quiere sanarte. El no quiere que vivamos en enfermedad. Desgraciadamente, vivimos en un mundo manchado por el pecado, y una de las consecuencias es la enfermedad que ataca a todos, a veces sin avisar. ¿Y por esto debemos aceptar la enfermedad? La mayoría de las veces la enfermedad no es voluntad de Dios.
Aceptemos que a veces no cuidamos nuestros cuerpos, ni lo que comemos, ni las actividades que realizamos. Pero, aunque estemos enfermos por no cuidarnos, o por otra razón, Dios nos entiende y quiere sanarnos. La verdad es que la sanidad no vendrá de manera instantánea, cada vez que lo pidamos en oración, pero de seguro llegara, y si no llega entonces entendemos que puede existir una y mil maneras de gozarnos y glorificar a Dios aun en medio de enfermedad.
"Todo el mundo trató de tocarle, porque el poder curativo salió de él, y él sanó a todos." (Lucas 06:19)
Dios te ama. La enfermedad no es su voluntad para ti. Hay una historia en Marcos 1: 40-42 de un hombre muy enfermo que vino a Jesús. Él dijo: "Señor, si quieres, puedes sanarme". El hombre no dudaba de la capacidad de Cristo para arreglar su cuerpo;
Él, sin embargo, dudó de su voluntad. Jesús lo tranquiliza. Lo sano y luego dijo: "Estoy dispuesto". Jesús quiere que sepamos que Él tiene la capacidad y el deseo de sanar. Aquí hay una secuencia de promesas y oraciones de fe de las Escrituras que te guiarán en tu viaje a la sanación.