Miranda nos llamó para informarnos que su demanda por custodia de sus hijos fue exitosa.
Al final, una juez que se mostraba apática y a favor de un hombre violento terminó llorando ella misma el día que dio su veredicto. "Ya no puedo tolerar más la situación de estos niños” fueron las palabras de la juez, resaltadas por unos ojos rojos e hinchados como guardando muchas lágrimas detenidas ya por meses.
Miranda salió de ahí llena de felicidad, y aun su corazón salta de gozo, (y saltará para siempre de alegría dice ella). El padre de los niños causó mucho daño a esta familia, rehusándose a arrepentirse y con acusaciones pasadas de homicidio que nunca se le pudieron probar. Si la juez no le hubiese dado la victoria a Miranda, un futuro negro e incierto les esperaría a los niños, pero gracias a Dios no fue así.
- No dejes de tocar la puerta del Rey de Reyes. Lo decimos de manera simbólica, porque realmente, la puerta ya está abierta para ti, desde que Cristo Jesús derramó su sangre en la cruz, las cortinas de la presencia de Dios fueron rotas y a partir de ese momento TODOS podemos acceder al trono divino.
Pero Jesús mismo uso esta ilustración en una de sus parábolas, y también dijo:
Mateo 7:7-11
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que, si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
También debes de actuar como actuó aquella viuda ante un juez injusto. (de hecho, un caso parecido a Miranda, ya que la juez tenía fama de injusta)
Lucas 18
Parábola de la viuda y el juez injusto
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que, viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
¿Si Jesús viene ahora mismo y se para frente a ti, cual es la situación de tu corazón en este momento?
¿Lleno de fortaleza, ánimo y fe? O ¿abrumado por los problemas, encogido por la tristeza y debilitado por la falta de fe?
Si tu situación es esta última, si ya estás cansado de no ver la victoria y de vivir rodeado de tantos problemas, Cristo Jesús te pide que te pongas de rodillas y sin temor sigas insistiendo ante su trono celestial.
Tu oración tiene poder. EL ya te ha oído, tu oración es escuchada, y la respuesta viene en camino, pero tu determinación en la oración tirará al suelo la oposición espiritual y hará huir a todos tus enemigos. No desmayes, no te des por vencido. Hazle frente cara a cara a todo aquel que te desafía, no huyas jamás, ni tu ni yo somos de los que huyen. Anímate, llénate de fuerza,
En El Nombre de Cristo Jesús,
Amén.