Rabí relaciona el nacimiento de una novilla roja con la venida del Mesías

2024-05-07
Regreso a mi vida un amante del pasado

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Inmediatamente, se me ocurrió una idea: le pedí un aventón a una amiga y desde la una de la tarde nos fuimos a un pueblo cercano, donde la carretera se hace angosta; y donde los viajeros que van al sur tienen que conducir el auto con lentitud, y a veces paran ahí a comprar comida para el camino. Si él viajaría al sur de México, tenía que pasar por ese lugar, obligatoriamente, no había atajos. Me llevé una bolsa con mis cosas y lo esperé con anhelo.

Llegaron las cuatro, las cinco, las seis, y él, no pasaba. (Aclarando que no había celulares aun, o no eran tan comunes). Seguimos esperando mi amiga y yo.

A las nueve de la noche vi su auto que desaceleraba, y mi corazón dio un salto cuando vi que se estacionaba como a 30 metros de donde estábamos. Se abrió su puerta y bajó del auto, y yo me levanté para correr a decirle que lo amaba, que lo había dejado todo y que me iba con él.

Empecé a correr, cuando vi que también se abrió la puerta derecha del pasajero, y de él bajó una chica como de mi edad, ¡embarazada! Vi que él abrió la puerta y del asiento trasero tomó a un bebé como de dos años.  

No podía creerlo. Mi corazón se murió en ese momento. Literalmente, caí desmayada. Mi amiga me dijo que caí, en medio de la calle, casi me atropella un auto. Se juntó la gente alrededor porque pensaban que sí, me habían atropellado, y mi amiga me dijo que Julio también se acercó a mirar “el borlote”.

Mi amiga me platicó después que Julio se le quedó viendo a ella, y se dio cuenta que era yo la que estaba tirada en el suelo y, en vez de hacer algo por mí, huyó de ahí como despavorido. Metió a la mujer embarazada y, al bebé, ni siquiera lo puso en el asiento trasero. Salió de ahí… se fue… y nunca más volví a saber de él.  Meses después llamé a su trabajo. ¡Lo extrañaba tanto!

Me dijeron que Julio no trabajaba ahí, que no era verdad lo que él me había dicho,  que nunca lo habían cambiado de plaza y que él había renunciado en Mazatlán, que era donde vivíamos. Lo único verdadero de la historia de Julio es que, sí, partió el día que él me había indicado, pero no se había ido solo. Nunca pude aclarar con alguien quién era esa chica embarazada.

¡Qué estúpida fui!, ¡qué idiota! Nunca más lo volví a ver. Caminé errando por meses y meses, buscando al primer hombre que quisiera amarme, pero ninguno como él. Cinco  años después conocí al que hoy es mi marido, y al que aún creo amar tanto, pero

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