2024-05-07


Una Corte Penal de la ciudad de Beni Suef, en Egipto, sentenció a 15 años de presión a una madre llamada: Nadia Mohamed Ali, y sus hijos Mohab, Maged, Sherif, Amira, Amir, y Nancy Ahmed Mohamed abdel-Wahab, todas por haberse convertido al cristianismo. Habían otras siete personas involucradas en el caso, sin embargo solo se les condenó a cinco años de prisión.

Nadia Mohamed Ali, nació siendo cristiana pero tuvo que convertirse al Islam hace 23 años, cuando se casó en 1991 con Mohamed Mustafa Abdel-Wahhab, pero después de su muerte planeó convertirse de nuevo a su fe original junto a su familia.

El caso inició en el 2004 cuando Nadia, con la ayuda de empleados de la Oficina de Identificación, trató de cambiar su dirección, nombre, religión y el de sus hijos, pero las autoridades los descubrieron.

De acuerdo con versiones, uno de sus hijos fue detenido dos años después de la conversión y confesó que los documentos habían sido cambiados ilegalmente, por lo que Nadia, sus hijos, empleados que procesaron las tarjetas de identidad fueron arrestados y acusados de fraude.

En Egipto, cuando alguien abandona el cristianismo para convertirse al Islam, no tiene problemas para cambiar de religión en los documentos del Estado, pero si desea salirse de Islam, encuentra enormes obstáculos.

Samuel Tadros, investigador del Instituto Hudson para la Libertad Religiosa, dijo que las conversiones como Nadia eran comunes en el pasado y no había mayor problema, pero la nueva constitución de Egipto, basado en la sharia, “es un verdadero desastre en términos de libertad de religión, ahora que la sharia se ha convertido en una parte integral de la nueva constitución de Egipto, los cristianos del país se encuentran en mayor riesgo que nunca”, enfatizó.

Jordan Sekulow, director ejecutivo del Centro Americano para la Ley y la Justicia, dice que cerca de 7 millones de egipcios son cristianos coptos, aproximadamente el 10 por ciento de la población.

Este caso reciente demuestra la difícil situación del país después de la denominada “primavera árabe”, en agosto del 2012, cuando la comunidad cristiana de Dahshur, conformada por 100 familias, fue obligada a huir de sus hogares después que los vecinos musulmanes los atacaron.


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